Las Bodegas Luis Cañas y el CDTI (Centro para el Desa­rrollo Tecnológico Indus­trial del Ministerio de Economía y Competitividad) han desarrollado durante tres años un estudio sobre el futuro de la producción de vinícola en la Rioja Alavesa que ofrece resultados “preocupantes”. Este informe fue publicado en exclusiva por DATO ECONÓMICO y ahora lo reproducimos.

El sabor de los vinos y la calidad de la uva, cambiará radicalmente a como los conocemos hoy, y por ende, el modelo de negocio y de actividad económica variará sustancialmente. “En 35 años el clima variará de tal forma que se parecerá al que existe hoy en Toledo”. Y es evidente que el tirón de Rioja Alavesa es infinitamente superior gracias a la calidad de sus vinos, pero habría que empezar a pensar que el escenario será el actual del sur de Madrid. Y con esos mimbres…

El horizonte final de la catástrofe nos lleva a 35 años, pero el proceso ya ha comenzado e irá creciendo paulatinamente si no se adoptan medidas de calado. Incluso tomándolas, habrá un cierto perjuicio. De hecho, los riesgos serios estarán dentro de 15 temporadas, en 2030.

Éstas son las conclusiones de un extenso estudio que ha liderado Bodegas Luis Cañas en colaboración con el Gobierno central. Ahora mismo, ha comenzado una segunda fase del análisis que durará también otros tres años.

Los efectos del cambio climático y de la acción humana en la Rioja Alavesa tienen ya sus primeras consecuencias. Más calor, menos lluvias. “No afrontar este reto adecuadamente tendría efectos muy negativos”. Siempre según el informe, el calentamiento del sistema climático es inequívoco, con crecimientos de fenómenos meteorológicos extremos que alteran fuertemente el funcionamiento de los sistemas naturales. La Península Ibérica se ha calentado entre 1,2 y 1,5 grados en el último siglo, a ritmos superiores que la media europea. A finales de siglo se espera que el incremento haya podido alcanzar hasta 4,5 grados en la hipótesis mínima y 7 grados, en la máxima.

En el futuro, el aumento térmico será más intenso en verano y menor en invierno, y los escenarios de precipitaciones serán en la Rioja Alavesa un 15 ó 25 por ciento menos.

La simulación de este clima futuro permite ya realizar escenarios reales que vendrán en unos años. La metodología usada ha tenido que ver con simulaciones de clima utilizando sensores, variabilidad espacial y toma de datos de campo.

La viña es una planta que depende de los factores meteorológicos: temperatura, precipitación e insolación, y de las características geográficas (orientación, latitud, altitud), así como la calidad del terreno. Las principales zonas de cultivo del mundo se encuentran entre los paralelos 30-50N y los 20-50S. Estos límites coinciden con una temperatura media anual de entre 10 y 20 grados (ver tabla adjunta).

Respecto a las lluvias, se producirá un estrés hídrico cuando la cantidad de agua sea menor a la necesaria, que acompañado de calor reducirá la calidad de la uva.

Consecuencias en la uva y el vino

La bajada de calidad vendrá por el aumento de grado alcohólico, menor estabilidad, pérdida de frescor y aromas, menor acidez y problemas de maduración. Técnicamente -explica el documento al que ha tenido acceso DATO ECONÓMICO-, por degradación de ácidos en la baya, aumento del potasio y del ph, bloqueo de evolución de la fenólica, desarrollo vegetativo escaso, bloqueos de color y degradación de las clorofilas.

Olvidémonos de los actuales colores brillantes, finos aromas, sabores afrutados y empaque astringente.

Es cierto que actualmente existen en España técnicos con una gran experiencia en agricultura que controlan sus viñedos de manera intuitiva para crear caldos de prestigio, que seguramente deberán usar ya otros métodos más científicos que eviten el desastre. Si bien el informe apunta que cada finca tendrá su propia especificidad.

Futuro

Se prevé un empeoramiento de los índices climáticos para el cultivo de la viña que obligará a buscar zonas de cultivo más altas y más frías, establecer regadíos y modificar la arquitectura de la viña (disminución del número de cepas a plantar en una hectárea y nuevo análisis de la orientación). Éstas entre otras medidas.

Las lluvias y nevadas durante el invierno aseguran la disponibilidad de agua para las plantas durante los meses de verano actuales. Eso dejará de ocurrir y afectará “a la calidad de las uvas de manera muy negativa”. Sobre todo a las principales variedades de la Rioja Alavesa: tempranillo, garnacha, mazuelo y graciano.

No es descartable introducir otras variedades para mitigar el problema, aunque es la Denominación de Origen quién marca el camino de los posibles tipos de uva.

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