El Obispado de Vitoria tuvo conocimiento detallado en 2010 de un caso de abusos sexuales a un niño ocurrido en la parroquia de Los Ángeles en Vitoria, en el año 1983 según publica el diario El Mundo. Los hechos no habían sido denunciados por la víctima en un juzgado y la única respuesta que le ofreció el tribunal eclesiástico que atendió su denuncia contra un fraile dominico es que los abusos habrían prescrito en 1995. Los dominicos remarcaron en su dictamen las «incoherencias» del testimonio del afectado y el denunciado continúa ejerciendo su ministerio, aunque aparentemente lejos de Vitoria.
Según este periódico, la víctima acudió en abril de 2010 al Obispado de Vitoria, dirigido ya entonces por Miguel Asurmendi, y formuló mediante burofax su denuncia contra el fraile dominico. Portavoces autorizados de la diócesis han confirmado este extremo y también que el denunciante ratificó que había sido víctima de abusos sexuales en 1983. Hizo extensiva la protesta también hacia el entonces párroco de Los Ángeles, quien presuntamente minimizó los abusos que le había relatado el feligrés con un «Deja de decir tonterías».
Según la normativa interna de la Iglesia católica, cuando se formula una denuncia por abusos sexuales a un menor se activa una investigación previa para ver si la denuncia es verosímil o no. El resultado de la ‘investigación previa fue que los hechos denunciados no eran objeto de juicio canónico al haber prescrito hacía ya 15 años», en 1995. Es decir, la Iglesia católica no ahondó en la denuncia y se limitó a despachar el caso alegando que había superado con creces el plazo máximo de 12 años fijado en el derecho canónico.