El tercio noroeste peninsular y el interior de la mitad sur concentran las mayores caídas de población escolar registradas en los últimos diez años y proyectadas para los catorce siguientes.
Lo dice el estudio «Las escuelas se están quedando sin niños: una oportunidad para transformar el sistema educativo», que firman los investigadores Lucas Gortázar y Jorge Galindo, ambos del Centro de Políticas Económicas de Esade (EsadeEcPol).
El cálculo para Álava es una bajada del 10% hasta 2037. Madrid y Málaga igualan a nuestra provincia. Y con menos pérdidas previstas estarían Zaragoza, Barcelona, Lleida, Tarragona, Alicante, Huesca, Girona, Murcia, Navarra, Baleares y Almería. 36 ciudades perderán más alumnos que nuestra provincia.
Entre 2013 (el máximo histórico) y 2023 España ha perdido 450.000 niños menores de 16 años, es decir, de alumnos potenciales de las etapas obligatorias de la educación infantil y obligatoria. En 2037 la cifra habrá sobrepasado 1 millón de niños. El sistema educativo pasará de tener que absorber 7,5 millones a menos de 6,5 millones de estudiantes.
Que la demografía española está marcada por profundas desigualdades territoriales es algo que la política educativa soporta desde hace décadas. No es una novedad, por tanto, que el futuro también vaya a estar condicionado por estas desigualdades. Pero sí la forma y el grado en que lo va a estar. Esto ocurre entre territorios (CCAA, provincias o municipios) pero también dentro de ellos: la tónica es siempre la misma, en las zonas rurales el declive demográfico es muy superior al de las zonas urbanas.
Las caídas más pronunciadas se concentran en Castilla y León (Zamora llega al 44%, León o Palencia alrededor de un tercio) y otras provincias de interior (Jaén, Albacete) o del norte (Asturias).
En contraste, otras provincias con municipios de tamaño medio presentan un escenario de mantenimiento (Alicante, Navarra y Murcia) o incluso de repuntes positivos (Almería y Baleares).