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Por Pablo Madariaga

(EFE).- Un recinto de Mendizorroza inusualmente abarrotado ha acogido esta tarde a Tina Brown & The Gospel Messengers en la primera velada del Festival de Jazz de Vitoria, la dedicada tradicionalmente en esta muestra a la música espiritual americana.

Esta ha sido la gran noticia para la organización, que ha estado muy próxima a colgar el cartel de «no hay billetes» en una, siempre difícil, primera jornada de conciertos. Segundos antes de clausurar la taquilla, solo restaba 1 entrada por vender. Eso es estar muy cerca…

Acompañados únicamente por un piano, y vestidos completamente de blanco, los cinco cantantes de Chicago han conquistado al público instantáneamente, provocando el acompañamiento rítmico de las palmas con una primera melodía que no ha dejado de tener un tono «soulero».

Con una instrumentación tan mínima, obviamente las cinco voces (tres mujeres y un hombre forman The Gospel Messengers, aparte de la propia Tina) adquieren un protagonismo espectacular. Y desde el comienzo Tina Brown ha empezado a hablar de gospel, pero también de rhythm & blues, anticipando lo que sería el repertorio del grupo a lo largo del concierto.

Tina Brown es una vocalista «natural», una mujer que empezó a cantar a los cinco años de la mano de su padre, también cantante de gospel, y que a los trece ya actuaba como solista. Sin embargo, ha dedicado buena parte de la primera mitad del concierto a sus compañeros de escenario, que han ido protagonizando una canción cada uno a modo de presentación. La última ha sido Nancy Millsap, su amiga del alma, su «sister», como ella misma ha dicho, que ha desplegado unas grandes dotes de solista también, con una voz profunda y potente.

Después del descanso, y con un cambio en el piano, el concierto ha ido ganando en intensidad, al tiempo que se generaba en el recinto una atmósfera menos efusiva y el público parecía más dispuesto a relajarse y escuchar las estupendas voces superpuestas.

Con todo y con eso, la música que se ha escuchado hoy ha estado lejos de emocionar, aunque haya sido capaz de entusiasmar por momentos a un público muy dispuesto a divertirse. Se han echado de menos momentos de intimidad que son consustanciales al gospel, un estilo creado tanto para la comunicación como para la introspección personal.

Nada que ver con lo que se escuchará mañana: Hiromi the Trio Project y José James. Un trío y un cuarteto, protagonizados por una pianista y un cantante, que prometen mucho más jazz, una música más contemporánea. James ha dedicado su último trabajo a la música de la cantante de blues Billie Holiday mientras que Hiromi mostrará porqué triunfó hace años aquí mismo en los conciertos del Jazz del Siglo XXI.

En todo caso, no cabe duda de que la noche de hoy ha resultado un arranque espectacular, sobre todo por la acogida del público, para esta 39 edición del Festival de Vitoria. Previsiblemente, los llenos van a sucederse hasta el sábado en la sesión de clausura.

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