(EFE).- La joven que supuestamente sufrió tocamientos de carácter sexual por parte de su entrenador de gimnasia artística en un club de Vitoria cuando era menor de edad ha aseverado hoy que éste le tocaba el culo y los pechos en ejercicios donde no era necesario ese contacto físico.

La joven ha declarado hoy en la vista oral que se ha celebrado esta mañana en el Juzgado de lo Penal 1 de Vitoria.

En el banquillo de los acusados estaba el que fuera su entrenador cuando supuestamente sucedieron los hechos entre 2012 y 2013 y ella tenía 14 y 15 años y para quien el Ministerio Fiscal ha ratificado la petición de pena de 3 años de cárcel por un delito continuado de abusos sexuales.

La joven ha relatado por videoconferencia que empezó a notar que el entrenador mostraba hacia ella un «comportamiento especial» y que en ejercicios en los que no necesitaba ninguna ayuda «aprovechaba» para tocar partes de su cuerpo, especialmente el culo, de manera «intencionada».

Ha añadido que ese comportamiento se fue incrementando «poco a poco», que la acompañaba al término de los entrenamientos a casa y ha relatado que en una ocasión en un trayecto en autobús le metió la mano por el pantalón y le tocó «el culo y otras partes».

El relato hecho por la joven ha sido desmentido por el acusado, que ha explicado que en este tipo de deporte el contacto físico es «obligatorio» tanto para mostrar los ejercicios como para ayudar en la ejecución y evitar caídas, pero ha negado cualquier intencionalidad sexual.

También ha asegurado que nunca ha acompañado a la joven tras los entrenamientos porque él cerraba el gimnasio, y ha negado el episodio del autobús y otros comentarios que según el escrito de la Fiscalía le hizo a la menor como; «!qué pena que no tengas 18 años!» o un ofrecimiento para compartir habitación si iba al Campeonato de España.

En el juicio, que ha quedado visto para sentencia, ha declarado también la madre de la joven y una psicóloga a la que fue derivaba tras revelar los presuntos abusos. La primera ha explicado que observaba que su hija estaba extraña y que le costó que le contara que tenía un «problema».

Ha indicado que la niña se sinceró en mayo de 2013 y que le confesó que su entrenador era un «guarro», que otros preparadores no le tocaban de la misma manera y que se sentía «avergonzada».

También ha explicado que no interpusieron en ese mismo momento denuncia porque se dejaron guiar por la psicóloga que comenzó a atenderla, quien le indicó que era la niña la que tenía que ver el momento para hacerlo.

El juez ha escuchado la versión de la psicóloga, quien ha asegurado que el relato hecho por la joven y mantenido durante el tratamiento largo que ha seguido le ofrece «credibilidad», es «consistente» y «coherente».

Ha afirmado que no ha detectado en ningún momento un afán de ir en contra del entrenador, y que sus sentimientos son compatibles con una persona que ha sufrido abusos.

El director técnico y responsable de los entrenadores ha explicado por su parte que nunca vio nada «extraño» en la actitud del acusado, ha insistido en que el contacto físico con las gimnastas es habitual y que el gimnasio estaba lleno de niños y padres cuando supuestamente se cometían los hechos denunciados.

Una compañera de la joven ha añadido que en este deporte es «normal» que el entrenador «te ponga la mano donde pueda» y que ella no ha tenido ningún percance con el acusado, que fue apartado del club cuando se conocieron lo hechos y para quien su defensa pide la absolución.



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