El acceso a la vivienda y al empleo y las ayudas a las familias acogedoras son algunas de las carencias por solucionar que han trasladado voluntarios de la organización UkraniaSOS al Parlamento Vasco cuando se cumple un año de la invasión rusa de Ucrania.
Representantes de esta asociación han explicado en comisión sus inicios cuando comenzaron los bombardeos rusos y el desarrollo de su trabajo durante estos doce meses en los que han acompañado a un total de 550 personas llegadas desde Ucrania en su proceso de integración social y laboral.
Kateryna Kaminska ha relatado que la asociación combina ayuda humanitaria y humana y que en ese camino ha logrado colaborar para lograr 140 inserciones laborales en sectores tan dispares como la hostelería, el transporte, la ingeniería y la medicina.
«El 90 % son mujeres con niños. Muchas de ellas con dos y tres carreras, que aprenden el idioma como esponjas, que están muy preparadas y no quieren recibir ayudas sino trabajar», ha explicado esta voluntaria natural de Ucrania que ha puesto el acento en la necesidad de mayores apoyos para que puedan acceder a un puesto de trabajo.
En este sentido, ha señalado que uno de los principales obstáculos con los que se encuentran son los largos trámites que supone la homologación de sus estudios, así como las dificultades para conciliar la vida laboral con el cuidado de los menores.
A estos problemas se une que no les es fácil acceder a una vivienda, por el requerimiento de avales o de fianzas, o por las condiciones que ponen los propietarios sobre su uso. «A muchas familias no les importaría dormir cinco en una habitación», ha indicado.
Arantza López de Alda ha contado por su parte su experiencia como familia de acogida en la pequeña localidad de Samaniego, en Rioja Alavesa, en la que 30 de sus 300 habitantes son ucranianos y georgianos en estos momentos. Tras relatar los enormes retos a los han tenido que hacer frente estos refugiados ha advertido de que las familias acogedoras han tenido que correr con todos los gastos.
«Ellos (refugiados) tienen ayudas, pero las familias de acogida no tenemos nada. Nosotros también agradeceríamos ayudas», ha solicitado.
En este punto, Txerra Ordeñana, voluntario de varias organizaciones que colaboran con UkraniaSOS, ha considerado que la acogida como pueblo no ha sido todo lo buena que podría haber sido porque «hay mucho que mejorar».
Ha puesto en valor lo «increíble» que ha sido y es el trabajo de UkraniaSOS, pero ha lamentado que «las instituciones han venido por detrás».
«No tenemos en Euskadi un plan de acogida serio basado en la colaboración» entre instituciones y sociedad civil , ha considerado Ordeñana, quien ha abogado por aprovechar el «gran potencial que hay en la sociedad» para buscar fórmulas de colaboración de cara a futuras emergencias humanitarias para las que ha insistido en que el País Vasco no está preparado.
«El problema es inmenso (el de las emergencias humanitarias) y va a seguir. Si hay 10.000 familias dispuestas a acoger hagamos acuerdos y tratos (desde las instituciones) y mucho cuidado con buscar soluciones con equipaciones grandes. Si se pueden las dos cosas, mejor», ha indicado.
Por último, Ruper Ormaza ha concluido que a la asociación le queda consolidar el trabajo hecho desde la experiencia adquirida y ha pedido al Parlamento Vasco que «sea valiente y ayude al pueblo» ucraniano. EFE
La mamandurria que no tiene fin. En blanco y en negro. Conguerradukrania y singuerradukrania.
De dar cobijo a refugiados en la antigua clínica de Arana, sería mejor que se lo dieran a esta gente que tiene ganas de integrarse, trabajar y que pueden aportar a la sociedad no a los que vienen del «sur» de España que pasan de todo eso y la mayoría sólo viene a chupar de la sopa boba.