«La cuestión de fondo es que los ayuntamientos tienen la obligación legal de incrementar los porcentajes de separación en origen de los residuos, la nueva Ley de Residuos y las directrices europeas han fijado unos objetivos de reciclaje que hay que cumplir so pena de sanciones disuasorias.
El sistema actual de generación de residuos es insostenible, hay que cambiar los hábitos de la ciudadanía.
¿Qué se puede esperar de quien dice que antes reciclaba y ahora va a dejar de hacerlo porque tiene que utilizar la tarjeta ciudadana?
Hay que incentivar a la ciudadanía a reciclar. Ha habido múltiples intentos de conseguirlo empezando por campañas de concienciación.
Los mejores resultados se han obtenido mediante la identificación de los usuarios, para saber quién recicla y quién no.
Lo lógico sería implantar un sistema de pago por generación (PAYT), de manera que cada usuario pague una tasa justa, acorde con el volumen de residuos que genera, del mismo modo que paga el recibo del agua en función de su consumo. En ambos casos es necesaria la identificación.
Los residuos orgánicos que se generan en una urbe como Gasteiz representan del orden del 45% del total de la basura. Al ser materia orgánica se descompone, y si está mezclada con otros residuos (papel, plástico, etc. ) imposibilita su reciclaje y el de los otros materiales. Si todo va a la fracción «Resto» sólo cabe quemarla o enterrarla.
De ahí que los ayuntamientos están implantando contenedores para «Orgánica» y pidan a los ciudadanos que la separen es sus casas. La identificación permite bonificar a los que reciclan y dirigirse a quienes no lo hacen para convencerles de que contribuyan a reducir la contaminación del planeta».
¿Que se puede esperar? Que lo consigas educando y concienciando. Dando facilidades. Buscar hacerlo por el lado del control, la represión y la imposición de tasas a las familias numerosas no es el camino. Si ahora me es más difícil gestionar mis residuos, porque para ir a tirar la basura tengo que sacar la tarjeta, mientras voy cargado con la basura, es obvio (y por lo que he leído así se ha constatado) que más gente va a evitar ese sistema, separar menos y por ende contaminar más. Y el tener que usar la tarjeta, encima, no asegura a nadie que cada persona que tira ahí la basura tire el residuo adecuado. Puedo usar la tarjeta para tirar plásticos en la orgánica y nadie va a saber que he sido yo, así que esa excusa para el control es una falacia.
Las propuestas tienen que ir por contenedores más grandes, más cómodos y un postprocesado que mejore aún más el la separación que cada uno haga en casa. Si se dejan de obras faraónicas como las del BEI o las del tranvía, hay para contratar a personal que haga esa tarea de sobra.
A mi flipa el contenedor de papel. Las cajas de los vecinos que siempre han reciclado ahora se acumulan en los laterales porque no entran por los agujeros, a no ser que tengas 5 papeles. No tiene una tapa decente para levantar y poder echarlo. El barrio lleno de basura producida en el propio reciclaje y gente con menos ganas de reciclar. Muy bien no funciona esto la verdad.