Tras un verano «muy corto» y húmedo, con un mes de septiembre extraordinariamente frío y lluvioso, el otoño se espera en Euskadi en general «dentro de lo normal», aunque con temperaturas probablemente 4 ó 5 décimas superiores a la media en la costa y un 10 a 15 % menos de precipitaciones en el interior.
La delegada de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en el País Vasco, Margarita Martín, ha hecho esa predicción para la nueva estación en una rueda de prensa que ha ofrecido en la Subdelegación del Gobierno en Gipuzkoa, en San Sebastián, en la que también ha facilitado el balance meteorológico del verano.
Respecto al otoño, que comenzó el pasado 22 de septiembre, ha pronosticado que discurrirá en términos generales dentro de los valores promedio, que son de 11,7 a 12,5 grados en Gipuzkoa, 12,8 en Bizkaia y 8,9 en Álava, si bien ha dicho que en la vertiente cantábrica podrían ser 0,4 ó 0,5 grados superiores a esas medias.
En cuanto a precipitaciones, serán previsiblemente abundantes como corresponde a los territorios vascos en esta época, cuando las medias «normales» rondan los 510 a 555 litros por metro cuadrado en San Sebastián y Hondarribia, 410 en Bilbao y 250 en Vitoria. En Álava no obstante podrían ser algo menores, un 10-15 % menos de lo habitual, ha puntualizado.
Del balance del verano en Euskadi, la experta ha asegurado que su característica principal ha sido su brevedad. «Ha sido muy corto», ha dicho, pues a partir de la última semana de agosto «las temperaturas se desplomaron y las precipitaciones aumentaron», de manera que «el último mes y pico no se puede considerar propiamente verano».
Marín ha señalado que, en términos generales, el verano ha sido «normal» o «cálido» en la vertiente cantábrica y «cálido» en la mediterránea o interior, porque «las temperaturas fueron altas en julio, menos en agosto y se desplomaron en septiembre».
La clasificación pluviométrica del trimestre estival completo ha sido de «húmedo» o «muy húmedo» en Gipuzkoa y Bizkaia, y «normal» en Álava.
En el interior, el verano ha sido no obstante «irregular» ya que «se han alternado días muy secos y cálidos con otros muy fríos de mínimas muy bajas». También ha sido bastante seco en Álava hasta mediados de agosto, «cuando empezó a llover, primero poco a poco y luego bastante más», ha indicado.
La temperatura media del conjunto del verano en el litoral ha sido de 18,8 grados en Igeldo, cuando el año pasado fue de 20,4 grados, es decir, 1,6 grados menos en promedio que el anterior, mientras que en el interior la diferencia ha sido 1,3 grados menos que en 2023.
Este verano se han acumulado 450 l/m2 en Hondarribia, cuando el verano pasado fueron 372 litros; mientras que en la estación del aeropuerto alavés de Foronda se han acumulado unos 100 l/m2, solo diez más que el verano de 2023.
Por meses, julio fue el más cálido en todas las estaciones, con unas 7 décimas más de diferencia, pero «muy cálido» en el caso de Foronda, que registró varias olas de calor y la temperatura más alta, de 36,4 grados el día 29. Este primer mes fue además «seco» en Gipuzkoa y «muy seco» en Alava y Bizkaia.
Agosto concluyó como «muy cálido» en todas las estaciones con valores unas 9 décimas más por encima de lo habitual y una temperatura del agua del mar de 22,9 grados, 0,8 superior a lo habitual en el Aquarium donostiarra desde 1.945. La máxima la batió ese mes Bilbao, el día 11, con 42,9 grados.
«A partir de ese día el verano se fue desinflando rápidamente» y septiembre ha concluido como «muy frío», con 1 a 1,5 grados por debajo de lo normal en todo el País Vasco.
La precipitación recogida este mes ha sido de 304 l/m2 en Hondarribia, 262 en Igeldo, 193 en Bilbao, y 42 litros en Vitoria, lo que supone de 100 a 130 litros más que el promedio en los observatorios guipuzcoanos, más de 80 litros en Loiu y una cantidad similar a la de la serie en Foronda. EFE
Ay Aemet ay.. menos agendas y mas datos reales, sin truquitos contables. Que no recuerdo yo a inicios de verano o primavera acertarais con las previsiones. Si recuerdo llamadas a hecatombes tales como «calores mortales», «sequias» y otras calamidades.
En fin, lo que hay que hacer es quitar el dinero publico de estas organizaciones «pastoriles» y fuera.