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Opinión por Álvaro Martínez

Cuando conocimos a Larrion, ya dijimos, que venía un torbellino a la política vitoriana. Con sentido estratégico y diciendo las cosas por su nombre. Que sería la sorpresa. Y no nos hemos equivocado lo más mínimo. Una campaña bien meditada y construida sobre la base de ser la alternativa. Y un resultado magnífico, donde la izquierda abertzale queda número dos.

Ayer la vuelve a liar. Ofreció sus votos para echara a Maroto, aunque eso signifique quedarse fuera de la alcaldía. Algunos miembros del PNV se relamían ayer con la posibilidad de acceder al sillón presidencial tras el batacazo electoral.

La jugada es maestra. De 11 sobre 10. Sale de la rutina política. No se presenta ella, que seguramente no lograría adeptos, y propone sus apoyos, al PNV fundamentalmente.

Para que salga adelante necesita el beneplácito de Urtaran y tres votos más. O los del PSE, o los de Sumando e Irabazi juntos.

Sin entrar a especulaciones, solo tiene un ´pero´ la propuesta: no solo deben recabar votos, sino elaborar un programa de Gobierno que atienda a las necesidades de la ciudad. Lo contrario sería dejar al PNV al mando de un Ayuntamiento con solo cinco concejales y 22 en la oposición. Humanamente no podrían ni cubrir las concejalías de área.

Por tanto, para avanzar sin irresponsabilidad; quienes apoyen el vuelco debieran también participar en un Gobierno de coalición capaz de gestionar la ciudad. Y correspondería a Bildu y al PNV formarlo. Lo contrario sería una falta de respeto a los ciudadanos.

Y claro, en ese escenario, la jefa de la barraca será Larrion. Que podrá tomar todas las decisiones que quiera, mientras el del sillón dice ´amén jesús´ a todo.

Por coherencia, la Diputación Foral debiera tener igual signo en aras a la estabilidad institucional en Álava y a la coherencia de políticas comunes entre ambas.

Desde que se elija alcalde (día 13 de junio) hasta que se vote al Diputado General pasarán semanas. Durante ese tiempo Bildu recordará a Ramiro González por qué está Urtaran en el Consistorio y estará en su derecho de marcar líneas programáticas forales. Pero primero pondrán a Urtaran y luego pedirán en JJGG; nunca antes ni al revés. Bajo el mensaje de retirar apoyos en el Ayuntamiento.

¿Estamos cerca de una entente entre PNV y EH Bildu en el Territorio

1 COMENTARIO

  1. El PNV tiene un problema, bueno varios. Primero no es un partido frentista, gran parte de su electorado no lo entendería. Luego tiene un candidato que no suma, resta y a los ciudadanos repele (no hay más que ver los resultados continuamente a la baja desde que lo presentan). Tercero, dicho candidato está ante la última oportunidad de ser alcalde, puede escuchar los ruidos de sirena que allegados le hagan para conseguir la alcaldía y conseguir cumplir una ambición personal y familiar. Es un regalo envenenado para el PNV. Y yo votaría a Bildu o al PNV, pero jamás votaría a «Urtaran», pero sí hay un elector «maroto» como se observa por los resultados . Falla el candidato del PNV. Yo empezaría a buscar uno

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