Detalle de la foto

Tarde de expectación, tarde de depresión. Así ha debido pensar el alcalde de Vitoria cuando ha comparecido para hacer su entretenido discurso y ha visto que no cabía un alfiler en la plaza.

¡Hasta la bandera de ausencias! ¡A reventar de huecos vacíos!

Como dirían los clásicos, ni José Tomás en sus mejores tardes, «llena tanto».

Tortazos para acceder al Palacio Europa, reventa de entradas en la Avenida Gasteiz para oír la intervención del líder natural de la ciudad.

¡Qué espectáculo! ¡Qué interés suscita!

Serios, ya

Ha sido durante la inauguración de la Escuela de la Ciudadanía, la han realizado el alcalde Gorka Urtaran y la concejala de Participación y Centros Cívicos Isabel Martínez. Vamos a contar lo que han dicho, porque de lo contrario no se entera ni el tanto.

El alcalde, ha destacado que en Vitoria-Gasteiz “queremos apostar porque la participación ciudadana tenga verdadera incidencia en la toma de decisiones municipales, disponer de un modelo más flexible que se adapte a los cambios y que motive a la participación y corresponsabilidad ciudadana en los asuntos públicos y dar mayor visibilidad a ese trabajo comunitario compartido”. Además Urtaran ha incidido en la idea de que “una mayor participación ciudadana en los asuntos públicos, redunda en una mayor corresponsabilidad y en desarrollo de una ciudad y una comunidad más democrática, inclusiva e igualitaria”.

Por su parte, la concejala de Participación y Centros Cívicos ha puesto en valor que la Escuela “pretende generar espacios de encuentro y formación, así como animar a la ciudadanía a participar con mayor motivación y preparación en la comunidad y en las decisiones públicas que nos afectan”. “Porque ser ciudadano o ciudadana – continuó- implica disfrutar de derechos y asumir responsabilidades, y en nuestras manos está fortalecer la democracia y extender la cultura de la participación desde lo cotidiano y lo más cercano”.

Foto íntegra del Ayuntamiento:

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3 COMENTARIOS

  1. Menudo interés que despierta el muchacho. No van ni la cla ni el tropel de estómagos agradecidos que mantiene con nuestros impuestos

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