Vaya chapa. Es un pesado. El diputado general de Álava, Ramiro González, ha realizado su discurso navideño más triste de la historia.
Si tienes seis minutos, prepárate a dormir. Para la previa de la siesta, está estupendo.
Pero además, le vemos triste, cansado, agotado, aburrido... Es como si le han puesto un marrón, vaya poco interés.
Pero lo mejor es cuando se exhibe con el euskera.
Los últimos diez o quince segundos.
De repente deja de mirar a la cámara central, se desliza su mirada hacia su izquierda, y los ojos van de un lado a otro para leer.
Jajaja.
A pesar de las ingentes cantidades que se tiran para que funcionarios y políticos de distinto pelaje aprendan euskera la realidad es esta. Apenas lo balbucear y es que como dijo Anasagasti: loro viejo no aprende a hablar. Pero siguen tirando dinero, quizás porque no saben lo que cuesta ganarlo.
Estos son luego los que obligan euskera para una OPE y que te da más puntos el euskera que el trabajo que puedas hacer… muy bien politicos.
Queda retratado en su hipocresía.
Luego los vitorianos tienen que emigrar a Burgos a Madrid o a Canarias, o a donde no los discriminen por tener el español como idioma materno.
Lo que tendria que haber hecho es todo el discurso en euskera, en la enseñanza asi lo exigen, aprender todo en euskera, las materias impartidas en euskera, y quien no entiende «ajo y agua», claro que en el recreo todos hablan castellano, para opositar te piden perfil lingüístico, pero claro sólo para opositar o acceder a un puesto de funcionariado, y asi va Vitoria con el idioma autonomico, que apenas se utiliza a pesar de las exigencias por parte de gobierno vasco.
Digo yo que igual va siendo hora de recuperar el alavesismo y empezar a llamar a las cosas por su nombre: Álava no es como Bizkaia ni como Gipuzkoa. Nunca lo ha sido. Y pese a que el PNV se esfuerza por uniformizar Álava, le cuesta. Somos un Territorio Histórico diferente, que convive con los otros dos, pero siempre que se sigan respetando sus diferencias, cosa que no se hace. Hay que volver a sacar el alavesismo a la palestra, porque es lo único que atemoriza a los nacionalistas.
Tabarnia, Valle de Aran y Álava, próximas comunidades autónomas en España.
Es una forma de amenazar al nacionalismo vasco (o catalán) con una dosis de su propia medicina. A ver si alguien se anima y crea algún tipo de plataforma alavesista, en una red social o donde sea. Apostaría a que el seguimiento sorprendería a sus promotores. ¿No podría Norte Expres liderar esta iniciativa?