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La Diputación Foral ha concedido la Medalla de Álava al sacerdote, empresario hostelero y escritor Luis de Lezama Barañano, el conocido como cura Lezama, por su trayectoria y su implicación en la promoción de las personas desfavorecidas a través de la formación y el trabajo.

Luis de Lezama nació en Amurrio (Álava) en 1936. Estudió Bachiller en el Colegio de los Jesuitas de Indautxu (Bilbao), y al concluir esta etapa se trasladó a Madrid para comenzar sus estudios en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería ICAI de la Universidad de Comillas.

Sin embargo, en 1955, ingresó en el Seminario Diocesano de Madrid se ordenó sacerdote en 1962.

En Chinchón, la primera parroquia a la que fue destinado, su conexión con el tejido social fue inmediata. Allí, impulsó distintas iniciativas orientadas a mejorar las condiciones de los trabajadores y acciones formativas dirigidas a jóvenes con problemas de inserción social.

De ese destino y de su posterior traslado al barrio madrileño de Entrevías, surgió en 1974 el inicio de la Taberna del Alabardero, que, fue el embrión del Grupo Lezama, un modelo empresarial de economía social pionero que se ha convertido en referente internacional, con locales en lugares como Marbella o Washington.

Estos restaurantes generan oportunidades a jóvenes con dificultades para desarrollarse profesional y humanamente, a través de la formación de calidad, la educación innovadora y la gestión hostelera.

También ha puesto en marcha la Fundación Iruaritz Lezama, la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla o el Colegio Santa María La Blanca en 2009 en el barrio madrileño de Montecarmelo.

Su proyecto más reciente es la creación de la Universidad de Ciencias de la Gastronomía y el Turismo, que ofrecerá estudios de grado, posgrado y formación permanente reconocidos por la Universidad Complutense de Madrid. EFE

1 COMENTARIO

  1. Gente como este hombre es la que nos hace falta para gestionar y enderezar nuestro país y no los miserables amamantados banderizos que nos gobiernan, unos con sus acciones y otros por consentírselas, que, juntos y por igual, están destruyendo el trabajo y bien hacer que nos dejaron nuestros padres y abuelos.
    Felicitación a la Diputación de Álava por reconocer su labor y premiársela con esa medalla, sobradamente justa y merecida.

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