10 nociones básicas alrededor de la vid

La vendimia en Rioja Alavesa ha llegado a su fin y contra todo pronóstico, la cosecha de este año ha superado las expectativas en lo que a calidad se refiere, teniendo en cuenta la sequía y las olas de calor de este pasado verano.

Para la directora de viticultura de Bodegas Valdemar, María José Aparicio, “no va a ser la mejor cosecha de la historia por las condiciones climáticas que ha habido durante todo el ciclo vegetativo del viñedo, pero en realidad tampoco ha sido tan mala”.

“Probablemente hayamos obtenido las mejores uvas gracianos de la historia y también ha sido un año muy bueno para las garnachas, aunque las variedades tempranas, como el tempranillo blanco, el chardonnay o el sauvignon blanc, han sido más afectadas por la falta de agua y el calor”, ha explicado.

A esos tipos de uva “el calor más bestia” con muchos días seguidos de temperaturas de 40 grados, les pilló en plena época de maduración. “Los blancos lo sufren mucho, sobre todo en cuestión de aromas, aunque están bien tanto de color como de grado”, ha matizado.

“Cada variedad tiene su punto”, ha expuesto, y cuando el año es propicio para las variedades de tempranillo no lo es para las más tardías y, en realidad, la mayor parte de nuestros viñedos en Rioja son tempranillo, que requieren “primaveras bastante lluviosas, que puedan acumular reservas en el suelo por si durante los meses de agosto y septiembre hubiese sequía”.

Ha contado además que la cepa vieja, como las de su finca, soporta la sequía mejor que la cepa joven “porque tiene las raíces mucho más profundas y está acostumbrada a buscarse la vida a lo mejor en tres metros de profundidad”.

El calor y la falta de agua han obligado a hacer “una vendimia muy precoz” para recoger “las primeras uvas para vinos blancos y espumosos la tercera semana de agosto”, es decir, dos semanas de adelanto con respecto al año anterior”, ha precisado el director técnico de esa bodega, Antonio Orte. “Es cierto que pensábamos en una vendimia de estrés”, porque las cepas, al no tener agua, “sufren, pasan carestía” y podían trasladar esa carencia al fruto.

Sin embargo, “de lo que nos hemos dado cuenta es de que la vid es la planta más resistente que podemos conocer y que podemos trabajar”. La planta, ha constatado, ha cambiado su ciclo para sobrevivir a las condiciones climáticas más extremas y así, cuando llega alrededor de los 32 grados “ralentiza” su actividad, deja de formar, y llega a un momento de estabilidad muy baja para la subsistencia de la planta.

“Las cepas parecen decir ‘para subsistir estoy yo, soy una planta dura, soy una superviviente’, pero para dar luego un fruto que sea equilibrado, que sea muy bueno, que esté compensado y que nos sirva a nosotros para hacer vinos de excelente calidad eso ya es otra cosa”, ha comentado, al tiempo que ha preferido ser prudente respecto al resultado final de la esta cosecha.

Por su parte, Ana Martínez Bujanda, directora de operaciones de bodegas Valdemar, ha destacado que están trabajando en un proyecto sobre “biodiversidad funcional” para mitigar los efectos del cambio climático.

El objetivo es que “cuando esté más desarrollado el tema, no haya que utilizar ningún tipo de fertilizante, ni de insecticida”, ya que lo que se pretende es “devolver el ecosistema que había”. De hecho, en una de las fincas ya cuentan con “familias de corzos, casas para los reptiles, para las abejas y para cada tipo de ave” .

Este proyecto no solo lo van a desarrollar en Rioja Alavesa, sino que ya han comenzado a implantarlo en Valdemar Estates, la primera bodega no estadounidense que se instala en la denominación de Washington State Wine, una zona muy seca donde “desde mediados de primavera a finales de otoño no cae una gota, a pesar de que este año haya llovido más de lo habitual”. EFE



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