Opinión Norte Exprés

El Diputado General de Álava está feliz. Se ríe, disfruta. Es un golosón.

Va a un acto institucional y hace caricias a los animales. Y se parte la caja con los invitados.

Sabe que lo está haciendo bien.

Solo tiene un problema: su compañero alcalde de Vitoria, que le desquicia y le lleva al desastre electoral. De seguir las cosas a este ritmo, no repetirá de Diputado General porque le arrastrará Urtaran.

Es cierto que quedan años.

 

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