Foto ajena a la información. Durante el presente mes de septiembre un autobús de la línea 4 estaba estacionado en la parada de la Catedral y sufrió un impacto en una de sus lunas. En la trasera.
El cristal se rompió.
Y el susto fue mayúsculo, según relata una ciudadana en el Buzón Municipal.
«Íbamos mi marido, hijo y yo sentado en los últimos asientos y del susto nos levantamos rápidamente quitándonos de ahí».
A partir de ahí las dudas sobre si podía ser un acto vandálico o un golpe.
Los usuarios se acercaron al conductor para preguntar por la situación, aunque -afirman- no obtuvieron respuesta.
De hecho, «se limitó a arrancar el autobús e hizo el recorrido desde la Catedral hasta la última parada de Mariturri cayéndose los cristales de la luna trasera tanto en el autobús como por la carretera».
El Ayuntamiento ha lamentado estos inconvenientes y ha abierto «un procedimiento informativo» tras la identificación del conductor.