Las víctimas de robos en Vitoria se suceden y están cansadas, así que comienzan incluso con relaciones epistolares con los ladrones a través de carteles.
Es el caso de una lonja en Zabalgana que primero dejó un escrito diciendo que no había nada de valor. Y lo único que iba a ocurrir es la rotura de la puerta para nada:
Pero parece que no ha funcionado el primer mensaje, puesto que llega el segundo, reiterando el mensaje, y pidiendo que el amigo de lo ajena ponga ímpetu en «aprender a leer».
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Hace falta purgar esta ciudad de indeseables