Foto Caja Vital

La Joven Orquesta de Euskal Herria/Euskal Herriko Gazte Orkestra (EGO) y la Fundación Vital pondrán música estas Navidades a la película muda ‘El hombre mosca’ en una sincronía perfecta entre música e imagen durante los 73 minutos que dura la proyección. La iniciativa se debe al convenio de colaboración que mantienen en Álava ambas entidades y que permite a la agrupación poner en marcha dos encuentros sinfónicos al año (en verano e invierno) e impulsar una formación de calidad para las y los jóvenes músicos de nuestra provincia. El concierto se celebrará en el Teatro Principal de Vitoria-Gasteiz el próximo 4 de enero a las 20 horas.

El encuentro de invierno de este año contará con una participación de 52 jóvenes músicos dirigidos por Juan José Ocón. El objetivo es difundir la música sinfónica entre la población de una forma atractiva, estimulando la generación de ‘nuevo público’, fundamental para la posterior vida profesional de los jóvenes músicos del Territorio. “Pretendemos en esta ocasión que el concierto sea una fiesta, tanto para los intérpretes como para los espectadores; que se escuche y vea en familia, ya que son temas universalmente conocidos” señalan desde la EGO.

El programa elegido busca trabajar con los músicos un repertorio que se está programando con cada vez más frecuencia entre las orquestas profesionales y que tiene una gran calidad musical y dificultad en su ejecución.

‘El hombre mosca’ (Safety Last, 1923)

La película, dirigida por Fred C. Newmeyer y Sam Taylor, consta de dos partes: en la primera se presenta a un joven que abandona su pueblo natal y a su amada para labrarse un porvenir en la ciudad, pero las cosas no le van lo bien que él quisiera, así es que se ve obligado a inventar mentiras que envía al pueblo por carta. Un día, por sorpresa, se presenta su novia en su puesto de trabajo y esto dará pie a una gran variedad de escenas cómicas con gags absolutamente atemporales. En la segunda parte el joven ofrece a su jefe una idea para publicitar la empresa: un hombre-araña escalará la fachada del edificio Bolton y llamará la atención. Pero ocurre que, llegado el momento, será él mismo quien se ve obligado a escalar el edificio. Esta escena es un prodigio cinematográfico donde se aúnan los elementos cómicos y de suspense cuando se cree que el personaje está a punto de caer al vacío en varias ocasiones.

Harold Lloyd, Charles Chaplin y Buster Keaton fueron el trío de actores considerados como el culmen del cine cómico clásico norteamericano. Al contrario que Chaplin, que encarnaba a un personaje pobre y de gran humanidad, Harold Lloyd creó un tipo bastante representativo del americano medio: ingenuo y prudente, pero audaz y desenvuelto con el peligro, bien para huir o para convertirse en un héroe de ocasión. En una América de plena expansión económica, éste fue precisamente el tipo de hombre con el que el espectador podía identificarse sin dificultad. Sus filmes eran alegorías cómicas del éxito, provistas del ‘final feliz’ obligatorio.



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