Bodegas Benjamín de Rothschild-Vega Sicilia está en Samaniego (Álava). Forma parte de un grupo que no puede atender toda la demanda que recibe. En nuestro territorio elabora el vino Macán y Macán Clásico.
EFE.- La crisis mundial derivada de la guerra de Ucrania y el encarecimiento de los precios de la energía no ha afectado a la bodega Vega Sicilia, cuya producción está vendida antes de salir al mercado y tiene ya una demanda que cuadruplica a la oferta.
Este año Tempos Vega Sicilia, la marca corporativa que identifica a todos sus vinos, cumple 40 años de la compra de la bodega por la familia Álvarez, un cambio de dirección que ha multiplicado sus ventas hasta alcanzar en 2021 una producción de 1,2 millones de botellas y ventas por valor de 60 millones de euros en más de 140 países.
En febrero, cuando se pone a la venta cada añada, se agotó la producción en mes y medio y la firma tuvo que repartir sus caldos entre los clientes que tienen cupo, tanto restaurantes de lujo como particulares, y dejar buena parte de la demanda sin cubrir, explican en la compañía.
«Este es un negocio en auge», reconocen a EFE sus gestores, que creen que la pandemia y los confinamientos han podido incrementar el gusto por consumir buenos vinos. Además en España se puede adquirir una buena botella a un precio relativamente asequible, mientras que en otros países supera los 1.000 euros.
«Ya que no puedo salir al menos voy a darme un capricho», pensó mucha gente, que se ha acostumbrado a degustar vinos de calidad, lo que ha relanzado el mercado de vinos de lujo, comentan desde VegaSicilia.
Aunque la historia de esta centenaria y exclusiva bodega se remonta a 1864, cuando fue creada por Eloy Lecanda, sus ventas y prestigio mundial han ido en aumento desde que en abril de 1982 fue adquirida por la actual dirección liderada por Pablo Álvarez (Bilbao, 1954).
En estos 40 años la familia Álvarez ha recuperado gran parte de la viña que su fundador plantó a mediados del siglo XIX y ha creado cuatro nuevas bodegas: Alión en Peñafiel (Valladolid) en 1991, Oremus (Hungría) en 1993, Pintia (Valladolid) en 2001 y Bodegas Benjamín de Rothschild-Vega Sicilia en Samaniego (Álava) en 2009.
Pero sobre todo los nuevos propietarios han impulsado la expansión internacional del grupo. De unas 200.000 botellas en 1982 con exportaciones a 5 países hasta alcanzar 1,5 millones de botellas al año actualmente, con ventas en más de 140 países, producción que varía en función de las cosechas, dadas también las exigencias de calidad del grupo.
En este 40 aniversario la firma ha anunciado la adquisición de una nueva bodega en las Rías Baixas (Galicia) para elaborar vinos blancos con uva Albariño.
Ya ha comprado 24 hectáreas de viñedo y terrenos en los municipios de Condado de Tea, en Salnés y en Crecente para construir en esta última localidad la nueva bodega donde elaborará dos vinos, uno de mayor producción y otro que será el blanco «premium» de la bodega, con el objetivo de alcanzar con ambos una producción de 300.000 botellas.
Pero el principal hito logrado en estas cuatro décadas es su expansión internacional. Si en los años 80 y 90 y a principios del 2000 una sola persona en el grupo dedicada a la exportación viajaba durante meses fuera de España para abrir mercados, ahora, con una inversión que supera los 600.000 euros anuales en promoción internacional, Tempos Vega Sicilia, la marca corporativa que identifica a todos los vinos de estas bodegas, exporta casi el 70 % de su producción.
Además, su prestigio internacional ha ido creciendo y sus caldos suscitan el interés de los coleccionistas más importantes del mundo y de casas de subastas como Christie’ s o Sothebys.
Para conmemorar esta trayectoria Vega Sicilia ha celebrado este jueves el 40 aniversario de esta nueva etapa con un almuerzo celebrado en el restaurante Etxebarri de Axpe (Bizkaia) en el que se han degustado añadas históricas. EFE