(EFE).- La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha denunciado hoy la agresión a un agente de servicio en la Comandancia de Álava por parte del hijo de un suboficial y la falta de apoyo de los mandos a la víctima.
El portavoz nacional de la AUGC, Juan Fernández, y el portavoz de la zona Norte, Javier Torrellas, han explicado en una comparecencia de prensa en Vitoria que el supuesto agresor, que ronda los 30 años, vive en la torre de viviendas oficiales del cuartel de Sansomendi y lleva a cabo «botellones» en el interior del acuartelamiento, donde también fuma «porros» y ocasiona «ruidos y molestias».
Según han contado, el pasado 5 de octubre protagonizó el último incidente que le achacan al agredir a un guardia civil de 40 años, que tuvo que ser atendido por diversas lesiones y presentó la correspondiente denuncia en un juzgado de Vitoria.
Han recordado que anteriormente fue condenado por haber incendiado en octubre de 2013 dos vehículos propiedad de otro agente de la Comandancia de Álava en Nanclares de la Oca (Álava).
Han denunciado que no se atajen este tipo de comportamientos y han criticado que el último agente en denunciar las agresiones de este hombre no ha recibido el apoyo ninguno de sus propios mandos ni de la Jefatura de la Comandancia.
Fernández ha denunciado que la «impunidad» con la que actúa parece «absoluta», lo que hace «que se crezca» y continúe generando problemas dentro y fuera del cuartel.
Así, han indicado que el año pasado se presentó en la puerta de la Comandancia la madre un joven del barrio que tiene una discapacidad intelectual para denunciar que el hijo del suboficial facilitaba hachís al suyo y le había engañado para cambiarle el móvil.
Los portavoces de la AUGC han reclamado que se abra una investigación en torno a este joven y han opinado que, aunque no sea un agente, comete sus fechorías dentro de un acuartelamiento donde hay unas normas de régimen interior y es hijo de un mando, que tiene la tutela sobre esa persona.
Fernández ha opinado que se le podría aplicar el régimen disciplinario del instituto armado porque está usando una vivienda de la Guardia Civil y eso conlleva una serie de obligaciones.
Torrellas ha advertido de que la falta de medidas para atajar esta situación «no se corresponde con lo que debería ser la Guardia Civil del siglo XXI».
Por otra parte, han llamado la atención sobre la falta de derechos laborales que sufren los agentes de la Benemérita y han advertido de que quienes están destinados en Euskadi todavía lo padecen más.
«A la amenaza del terrorismo hay que añadir un conflicto interno que se vive en el seno de la Guardia Civil y no trasciende, la falta de derechos y los abusos, cuya denuncia es muy difícil de que prospere», ha indicado Fernández.
En este sentido, ha explicado que aunque ya disponen de un protocolo en casos de acoso laboral, «es ineficaz» porque el agente acosado por un mando lo tiene que denunciar a través de la propia cadena de mando, lo que no ayuda en un cuerpo «fuertemente jerarquizado». EFE