Anteayer vivimos un accidente de tráfico que terminó con el conductor desaparecido, puesto que el coche no lo tenía. Luego la Policía descubrió que era mucho más simple. El conductor se pasó al puesto de copiloto y dijo que había huido el conductor. Le pillaron en la mentirijilla.
Y ahora otro capítulo parecido.
Los bomberos se desplazaron hasta la localidad de Alegría por un accidente de un vehículo contra una farola, en la calle Gasteizbide, para comprobar que el humo que se apreciaba no era por el incendio del turismo, sino que era vapor de agua del radiador, ya que tras el impacto, tenía toda la parte delantera destrozada: radiador, ventilador, faros…
En el interior del coche no había nadie, dice textualmente la Policía. Nueva desaparición.
Más tarde se verficó que no existía peligro y se contactó con el propietario, que se hizo cargo del coche siniestrado.
La carretera se quedó impregnada de aceite y liquidos del vehículo, que los bomberos limpiaron mediante sepiolita e informaron a los agentes de la Ertzaintza alli presentes de las labores realizadas.