El Servicio Vasco de Salud-Osakidetza inició el pasado año 2022 con la noticia del fin de las restricciones por covid-19 y lo finalizó con conflictos y frentes abiertos con el personal sanitario, que ha criticado decisiones del departamento sobre la gestión de recursos humanos y reclamado ofrecer una asistencia «de calidad» a la ciudadanía.
La institución, que es considerada la «joya de la corona» de la Administración vasca, pasó durante el año en opinión de la ciudadanía de la calificación de notable a un «aprobado raspado», la valoración más baja de la última década, mientras que la preocupación en la sociedad por la situación sanitaria se disparó 20 puntos desde el pasado verano hasta finales del ejercicio, según la segunda oleada 2022 del informe Deustobarómetro.
El trabajo de campo para esta encuesta se llevó a cabo a finales del pasado mes de noviembre, cuando aún no había estallado la crisis en la Organización Sanitaria de Donostialdea con los ceses de sus dos principales responsables y la dimisión en cascada de otros cargos de dicha organización de Osakidetza.
Estos ceses, ocurridos a principios de diciembre y que según la consejería de Salud se debieron a la «resistencia» de directivas afectadas a acatar la «línea» del departamento, provocó un conflicto sanitario que por momentos amenazaba con extenderse a otros estamentos, aunque ya a finales de año se inició un diálogo entre las partes, cuyo resultado aún no se ha concretado.
CIRUGÍA CARDÍACA
Dicha crisis se sumó a la desatada en el servicio de Cirugía Cardíaca del Hospital de Basurto (Bilbao), que el departamento pretendía cerrar el pasado 17 de noviembre para trasladar dicha unidad al Hospital de Cruces (Barakaldo-Bizkaia), aunque ese movimiento se paralizó ya que la Justicia suspendió cautelarmente tanto el cierre como el traslado.
Los sindicatos, por su parte, han enmarcado estos conflictos, entre los que citan también el recorte de horarios en varios puntos de atención continuada (PAC), la crisis por lo quirófanos del Hospital Bidasoa o el cierre de las urgencias del Hospital de Santiago (Vitoria), «en el deterioro» que sufre Osakidetza y los «graves problemas estructurales» del sistema sanitario público.
ELA, Satse, LAB, CCOO y UGT han denunciado en varias ocasiones y de forma conjunta, que «no se trata de hechos aislados, sino que se deben a la sobrecarga sistemática de trabajo; situaciones de colapso en determinados servicios; altas tasas de temporalidad; escasez de plantilla, etc… Estos problemas son especialmente acusados en Atención Primaria y en las urgencias hospitalarias», según hicieron público a lo largo del año.
Esa denuncia sindical se estaba dando desde antes del inicio de la pandemia de covid-19, pero, según las centrales citadas, el coronavirus agravó la situación y sacó a relucir una situación que es «consecuencia directa de decisiones políticas y recortes aplicados en los últimos años».
PANDEMIA COVID
Precisamente, 2002 prácticamente comenzó con el fin de las restricciones para controlar la transmisión del coronavirus en Euskadi, decisión adoptada a partir del 14 de febrero al constatarse la buena evolución de la pandemia.
En aquel momento, la incidencia acumulada se había situado por debajo de los 2.000 casos, por lo que se decidió acabar con las medidas que quedaban vigentes, que eran un aforo general del 60 %; el límite para finalizar toda actividad a la 1 de la madrugada; grupos máximos de 10 personas, y la prohibición del consumo de pie en los bares.
Unos días antes, el 4 de febrero, se publicó en el Boletín Oficial del País Vasco la orden que dejaba sin efecto la obligatoriedad de presentar el certificado de vacunación covid para acceder a los locales de ocio nocturno y a restaurantes con capacidad de más de 50 comensales.
Durante el resto del año, los ciudadanos se acostumbraron a vivir sin mascarilla -solo obligatoria en el transporte público y establecimientos sanitarios- y en convivencia con el virus, cuya evolución fue relativamente estable, con una incidencia acumulada en 14 días de 132,9 casos por 100.0000 habitantes, según los últimos datos facilitados por el Gobierno Vasco en diciembre.
La pandemia de la covid-19 ha provocado desde su inicio más de 8.000 muertes en Euskadi, concretamente 8.012. EFE