El obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, ha recordado hoy a la treintena de personas que fallecieron el año pasado en Euskadi en sus puestos de trabajo y a las más de 800 vidas «sesgadas por unas condiciones laborales que truncan proyectos y esperanzas familiares».
Elizalde ha citado la festividad del Primero de mayo y del día de San José obrero en su homilía con motivo de la celebración de Nuestra Señora de Estíbaliz, copatrona de Álava.
El obispo ha dicho que estas cifras de fallecidos por accidentes laborales son «insostenibles», porque «muchas familias encuentran dolor, sufrimiento y muerte en un ámbito donde debería ser ajeno».
Ha recordado que el empleo es «necesario y hay que promoverlo como un modelos para una vida digna, pero no cualquier forma de trabajo», como las que dan lugar a la siniestralidad laboral.
También ha hecho especial mención a los migrantes que «sufren condiciones laborales en muchos casos insoportables». «Trabajadoras de hogar, cuidadoras y un largo etcétera merecen condiciones que dignifiquen sus vidas y las de sus familias», ha señalado el prelado.
«Los cristianos defendemos la vida por encima del beneficio, de los números y de la avaricia especulativa de unos pocos; estamos comprometidos con la dignidad de toda persona y con el bien común», ha recordado Elizalde quien ha aclarado que «no se trata de criminalizar la riqueza, sino de repartir panes y peces para que nadie pase necesidad».
En la misa celebrada en el santuario de Estíbaliz, el obispo ha agradecido a los padres benedictinos que se han hecho cargo del templo desde 1923 y que hoy han sido relevados por las Hermanas Peregrinas de la Eucaristía.
Elizalde ha mostrado su felicidad por la presencia de las nuevas moradoras del santuario y ha agradecido a las quince monjas su compromiso, porque es una «bendición para la Iglesia local». EFE
Es que los fallecidos son hombres. Si fueran mujeres, otro gallo cantaría.