Opinión por Álvaro Martínez

Este fin de semana se ha cumplido una semana desde que Gorka Urtaran se convirtiera en alcalde de Vitoria Y de momento hay equilibrio entre errores y aciertos. Al menos en nuestra opinión. Es poco tiempo y aquí seguimos con el beneficio de la duda. Hay cosas positivas muy en la línea del ex alcalde Cuerda y otras negativas que mucho tienen que ver con pagar la novatada. La evolución llevará al primer edil a un lado u otro de la balanza.

Lo mejor:

1. El discurso del sábado. Siendo muy simple dejó dos mensajes muy claros: voy a trabajar con consenso y humildad. Justo todo lo contrario a su carácter. Pero vamos a creerle por el momento.

2. Las reuniones de esta semana con todos. Las reuniones previstas para mañana lunes y pasado martes con todos los grupos municipales son un síntoma de querer involucrarlos en la gobernabilidad de la ciudad, porque 4 concejales son muy pocos para garantizar el éxito.

3. Paraliza el cese de directores. Su concejala Nerea Melgosa habló con dos directores (Martínez de Guereñu y Bilbao)  el jueves y les dijo que estaban en la calle. Sin embargo el primer edil le desautoriza y prefirió solicitarles un informe antes de ejecutar. No hay prisa.

4. Devolver a Iturritxa a la gestión municipal. Sin duda la mejor noticia. Ha podido convencer a Álvaro Iturritxa par que vuelva al Ayuntamiento después de no querer presentarse a las elecciones. Lo hace en una cartera básica: urbanismo y medio ambiente. Calidad y categoría en el nuevo coordinador.

5. Ahorro en el lunch. La decisión de anular el lunch de su nombramiento es una medida muy popular y significará menos euros en el gasto de protocolo. Un gesto que revela futuras actuaciones de este tipo. Muy modelo Cuerda.

6. Presencia en actos públicos. Nunca se ha prodigado en actos públicos sociales y ahora deberá ir a todos los días a algo. Ha ido al Azkena Rock, al restaurante Don Producto, con Telefónica… Le hemos visto un poco incómodo y escondido, pero con el tiempo se habituará.

Lo peor:

1. Nombramiento irregular de Blanca Guinea. La directora de alcaldía Blanca Guinea fue nombrada de aquella manera. Ilegal para el PP. Irregular en cualquier caso. Tuvo que cesarla y luego volver a colocarla no se sabe muy bien cómo. Cosas raras para empezar.

2. Bronca con la Policía Municipal. Empezar con un lío con los funcionarios no es recomendable. Y menos con la Policía. Les dijo que debían tener un papel más social y generó la duda sobre si tienen o no que perseguir los delitos con ímpetu. Mal.

3. Al servicio de Bildu. La izquierda abertzale le está pasando por todos los lados y le dice todos los días lo que tiene que hacer. Y lo hace. Da una sensación de escaso liderazgo. Aunque este calificativo será difícil de ver, seguramente en el futuro.

4.- Incapaz de incorporar partidos al Gobierno. Por h o por b está más solo que la una. Cinco personas dirigiendo un Ayuntamiento es un insulto a la inteligencia de los ciudadanos. O entran más partidos a gobernar o esto solo fue una historia de poltronas que se le volverá en contra. Urgente.

5. Cese de Piris y numerito de Melgosa. Ya sabíamos que le tenía ganas a Alfredo Piris, y lo cesó en un telediario. Hay que ser más elegante sobre todo porque el histórico funcionario se jubila después del verano. Y desde luego mandar a Nerea Melgosa a hablar de ceses con directores es muy poco habilidoso, porque primero le manda ir con los deberes y, luego, la desautoriza. Un follón de muy poca coherencia.

6.- Las prisas por entrar a los despachos. Este capítulo es bastante triste. Parece que las prisas han presidido algunos comportamientos de Urtaran y compañía, hasta el punto que alguno de los anteriores gestores no pudo sacar todas las cosas con naturalidad. Las fotos de Urtaran en el despacho sin que se lo hubiera entregado oficialmente Maroto, es de traca. Era suyo sí, sí, pero… ¿Consenso y humildad? Menos mal que está Iturritxa que ya se lo explicará.

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