El País Vasco es por detrás Navarra la segunda comunidad autónoma con menor tasa de pobreza laboral, con un 6,6 %, muy por debajo de la tasa media de España, donde el 13,7 % de las personas con empleo viven por debajo del umbral de la pobreza.
Estos datos se recogen en un informe de Oxfam Intermón, en el que se señala que casi tres millones de personas con trabajo se encuentran en situación de pobreza en España, con especial vulnerabilidad entre migrantes, trabajadoras del hogar y familias numerosas y monoparentales.
En la investigación ‘Pobreza Laboral: cuando trabajar no es suficiente para llegar a fin de mes’, publicada este miércoles, Oxfam Intermón analiza la «alarmante realidad» que afecta a 2.957.000 trabajadores, pese a los avances en materia de empleo en los últimos años: subida del SMI, reforma laboral, cifras históricas de empleo y una tasa de paro que ha descendido a su nivel más bajo desde 2008.
Actualmente, el 13,7 % de las personas empleadas vive por debajo del umbral de pobreza en España, cifra que se duplica entre las personas migrantes (29,5 %). Al mismo tiempo, del total de personas en situación de pobreza, tres de cada diez tienen un empleo.
El informe revela que los sectores más golpeados por la pobreza laboral son la agricultura y el trabajo de hogar, donde tres de cada diez trabajadores viven en pobreza a pesar de tener un empleo. Le siguen, la hostelería y la construcción, con dos de cada diez personas empleadas en situación de pobreza.
El 40 % de las familias numerosas y el 30 % de los hogares monoparentales sufren esta situación.
El encarecimiento de la vivienda y de los servicios básicos ha agravado aún más el problema: los hogares en situación de pobreza laboral destinan entre el 67 % y el 79 % de sus ingresos al pago de la vivienda y los servicios básicos, expone la investigación.
Más de la mitad de los hogares en pobreza laboral (55,3 %) ha tenido que renunciar en el último año a servicios de salud esenciales como tratamientos dentales, gafas o seguimiento psicológico, debido a la falta de recursos.
«Nos encontramos ante una desconcertante paradoja: hay muchas personas que se esfuerzan cada mañana en ir a trabajar y, sin embargo, esto ya no les garantiza salir de la pobreza», explica Alejandro García-Gil, responsable de políticas de protección social y empleo.
Navarra y País Vasco las que menos y Andalucía a la cabeza
Las comunidades con menor tasa de pobreza laboral son Navarra (6,3 %), País Vasco (6,6), Madrid (7) y Cataluña (7,7).
Andalucía se sitúa a la cabeza de la pobreza laboral con una tasa del 19,4 %, seguida de Extremadura (17,2 %), Ceuta (16,4), Castilla–La Mancha (15,4 %), Murcia (14,3), Canarias (13,8) y Valencia (13,8).
Por debajo de la tasa media, están Melilla (11,6), Galicia (11,1), La Rioja (11), Castilla y León (10,5), Aragón (10), Cantabria (9,6), Asturias (9,6) y Baleares (9,6).
Empleo de mala calidad
Según el análisis, a pesar de la creación de empleo, el sistema productivo y el modelo económico español siguen generando puestos de trabajo de baja calidad.
El informe explica que el empleo a tiempo parcial o el autoempleo condenan a la pobreza a una de cada cuatro personas trabajadoras en estas modalidades.
Por otro lado, seis de cada diez personas en pobreza laboral habrían querido continuar sus estudios, pero el 54 % se vio obligado a abandonarlos por falta de recursos o por la necesidad de trabajar para subsistir. Este ciclo perpetúa la desigualdad, ya que quienes no acceden a una educación superior tienen más probabilidades de conseguir empleos precarios y mal remunerados, indica la ONG.
«Además de las implicaciones económicas, la pobreza laboral también deja una importante huella emocional: estas personas se ven obligadas a vivir para trabajar y no a trabajar para vivir; tienen que dedicar íntegramente sus sueldos a gastos básicos renunciando a cualquier forma de ocio y disfrute del tiempo libre, lo que impacta fuertemente en su salud mental», advierte el experto.
Entre las medidas urgentes para enfrentar esta realidad y mejorar la calidad de los empleos, están ofrecer una protección social más amplia y reformar el sistema de prestaciones, de modo que las familias más vulnerables no queden desprotegidas.
«No basta con crear empleo: es necesario garantizar que éste sea de calidad y que permita a las personas vivir con dignidad. Para muchos hogares, un salario no es suficiente si no viene acompañado de condiciones laborales justas, el acceso a una vivienda digna y un sistema de protección social robusto que les permita salir adelante», concluye la organización. EFECOM