El Gobierno Vasco ha hecho efectiva este jueves una contribución de 600.000 euros a la alianza mundial por la vacunación (GAVI), promotora del mecanismo Covax de apoyo a un acceso justo y equitativo a la vacuna contra la covid en todo el mundo.
Esta es la segunda ocasión en que el Ejecutivo autonómico hace una aportación a Covax, ya que hace ahora un año hizo la primera donación de medio millón de euros, una contribución que facilito 1,3 millones de vacunas para países en vías de desarrollo.
La nueva aportación a Covax posibilitará la distribución de más de 1,6 millones de vacunas.
El Gobierno Vasco fue, en mayo del año pasado el primer ejecutivo no estatal en comprometerse económicamente con una vacunación global y solidaria, ha recordado hoy en un comunicado.
El lehendakari, Iñigo Urkullu, expresó entonces su convicción sobre el «relevante papel que pueden jugar gobiernos subestatales con una vocación contrastada en materia de solidaridad internacional, cooperación descentralizada y ayuda humanitaria».
Al igual que hace un año, el lehendakari ha informado de esta segunda contribución al presidente del Patronato del GAVI y del mecanismo Covax, el expresidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
En su escrito, le reitera su convicción de que «la vacunación tiene que llegar a toda la población del planeta» y que la vacuna «ha de ser distribuida, especialmente, entre los países empobrecidos y entre aquellos que, desde el punto de vista de sus sistemas de salud, son más vulnerables».
El lehendakari comparte con Durao Barroso su preocupación sobre que una mejor coyuntura actual de la pandemia no debe llevar a considerar que «la batalla está ya definitivamente ganada, ni tampoco a excesos de confianza que relajen la importancia y necesidad de la vacunación».
«Dejar a medio camino la tarea de una vacunación global y solidaria en todo el planeta sería un serio error del que tal vez pudiéramos llegar a lamentarnos», argumenta Urkullu.
En opinión del Gobierno Vasco, la vacunación en una pandemia no es solo un reto y un compromiso local, sino que se trata de un «desafío global y planetario».
«No habrá un contexto de suficiente seguridad y certidumbre en la lucha contra la pandemia hasta que la inmensa mayoría del planeta esté vacunada», con lo que «se trata tanto de un principio ético y de solidaridad como de uno pragmático de conciencia real de lo que significa una pandemia global», concluye. EFE
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