Un 36 % de los extranjeros residentes en Euskadi se han sentido rechazados por su cultura o por su religión a pesar de que ha mejorado la convivencia entre personas de diferentes orígenes, según revela el último Sociómetro del Gobierno Vasco.
Este estudio, efectuado entre el 20 y el 29 de octubre mediante 1.314 entrevistas telefónicas, pone también de manifiesto que los vascos prefieren mayoritariamente vivir en una sociedad diversa, con personas de diferentes culturas, creencias, orientaciones sexuales o identidades de género.
Sin embargo un 13 % de la población reconoce haberse sentido rechazada alguna o muchas veces por su cultura o religión en Euskadi, porcentaje que alcanza el 36 % entre las personas nacidas en el extranjero.
Los encuestados dan 6,6 puntos sobre 10 al clima de convivencia entre la población nacida en Euskadi y la extranjera en sus municipios o barrios, nota que ha aumentado tres décimas desde 2018.
También ha mejorado la puntuación de la convivencia entre personas de culturas diferentes, que es ahora de 6,4 cuando en 2017 era de 5,9.
La gran mayoría opina que para lograr una mejor convivencia es necesario un esfuerzo compartido tanto de las personas inmigrantes como de las autóctonas y un 58 % ve adecuado que gente de otras culturas o religiones vistan según sus costumbres.
Y es que el 79 % prefiere vivir en una sociedad diversa, aunque conforme se avanza en edad ese porcentaje es menor.
En torno a la mitad de la población tiene relaciones frecuentes con personas diferentes, tanto en cuanto a sus opiniones políticas (57 %), como a su orientación sexual (51 %), nivel socioeconómico (47 %), o culturas y religiones (44 %).
Entre los principales problemas de convivencia se citan los relacionados con las desigualdades sociales y problemas económicos (30 %), el racismo, la falta de integración de las personas inmigrantes y las diferencias culturales (24 %), los relacionados con conflictos políticos y diferencias ideológicas (22 %) y los vinculados a la falta de respeto, tolerancia o civismo, individualismo, egoísmo, etcétera (22 %).
La mayoría (52 %) cree además que el tipo de discriminación más extendido en Euskadi es el causado por el origen étnico o por ser inmigrante, seguido de la discriminación por el color de la piel (38 %), por la orientación sexual (34 %), por género (34 %), por religión o creencias religiosas (30 %), por discapacidad (28 %) y por último, por edad (23 %).
LIBERTAD PARA HABLAR DE POLÍTICA
Otro de los aspectos destacados de la encuesta es que aumenta el sentimiento de libertad para hablar de política con todo el mundo.
Actualmente un 50 % dice sentirse libre para hacerlo (hace 4 años era un 41 %), mientras que un 37 % solo se siente libre para hablar con ciertas personas, y un 11 % con casi nadie.
Sin embargo ha bajado ligeramente puntuación sobre la convivencia entre personas de ideas políticas diferentes, actualmente es de 6 puntos sobre 10 y en 2017 era de 6,2.
Tras décadas de vivir en Euskadi en una situación de violencia de motivación política, el 56 % cree que es posible lograr la paz definitiva pero un 40 % sigue pensando que ese conflicto permanecerá en el futuro.
Sobre las actuaciones que llevan a cabo las instituciones para la memoria de las víctimas de la violencia de motivación política, un 60 % considera que favorecen la convivencia, frente a un 33 % que opina que para una buena convivencia es preferible no remover el pasado.
Otro de los aspectos del estudio se centra en el papel que juegan las redes sociales en materia de convivencia y el 58 % opina que redes como Facebook, Twitter, Youtube perjudican a la convivencia, mientras que un 18 % considera que contribuyen a mejorarla. EFE
Mujeres migrantes y refugiados ucranianos, los más atendidos por Cáritas
El perfil de las personas atendidas por Cáritas Vitoria es el de una mujer migrante y desde este año también el de solicitantes de asilo que provienen de principalmente de Ucrania, aunque también de otros países como Colombia.
Las peticiones de ayuda más comunes están relacionadas con la vivienda (acceso, pago de suministros, alquileres…), la necesidad de regularización de personas migrantes y la subida de los precios, tanto en alimentación como en suministros, material escolar, ropa y otros productos de la cesta básica.
Así lo han explicado este martes los responsables de Cáritas Maite Sebal y Ramón Ibeas, en una comparecencia en la que también han participado el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, y el delegado episcopal, Javier Querejazu.
La organización católica, a la espera de cerrar el año y contar con datos definitivos, ha constado en 2022 un crecimiento de la desigualdad y de situaciones cronificadas de pobreza, lo que está «haciendo aumentar el número de personas en situación de exclusión».
Han alertado sobre todo de la «exclusión residencial» derivada de la imposibilidad de «cumplir los requisitos exigidos para el acceso a una habitación o vivienda en alquiler debido a lo desorbitado de los precios».
Hasta el 1 de noviembre Cáritas Vitoria ha llevado cabo 23.787 intervenciones, un número ligeramente superior al del año pasado y ha «acompañando» a 8.910 personas.
668.000 EUROS EN AYUDAS
En ese mismo lapso de tiempo ha destinado 418.000 euros a ayudas económicas y ha gestionado 250.000 euros procedentes del Gobierno Vasco dedicados a atender a las familias refugiadas de Ucrania. En total Cáritas ha gestionado más de 668.000 euros, casi el doble que en el mismo periodo de 2021.
En los programas de empleo hay 109 personas activas y la Agencia de Colocación Lan Bila ha gestionado 300 ofertas de trabajo. La mayoría, el 68 %, eran para el cuidado de personas y del hogar. El resto de ofertas se distribuían en sectores como comercio, limpieza, industria, almacén y auxiliar de geriatría en residencias.
En el apartado de formación Cáritas ha atendido a 174 personas al mes (el 79 % mujeres) con lo que ha vuelto a cifras previas a la pandemia. Los cursos más ofertados son de alfabetización, introducción a comercio, informática, certificado de profesionalización en empleo doméstico e introducción a talleres.
Además Cáritas ha ayudado a aprender castellano a 22 personas de nacionalidad ucraniana.
En este momento Cáritas Vitoria cuenta con 724 voluntarios, menos que antes de la pandemia, aunque la cifra está al alza, ya que el año arrancó con 798 voluntarios. EFE
los que estamos rechazados somos los castello ablanntes perecemos estrangeros en nuetra propia casa
¿Eres uno de esos castellano hablantes?. Porque lo que es castellano-escribiente…
Como siempre, Juar, en castellano o euskera demuestras tener muy poca educación.
Lo curioso sería que no se sintieran rechazados, cuando los propios vascos lo estamos siendo en nuestra propia Euskadi.
¡Muy bien escrito L, muy bien escrito!
Noticia alternativa: Un 64% de los extranjeros en el País Vasco NO se han sentido rechazados.