Por Álvaro Martínez
Se cumple justo una semana de campaña electoral hoy jueves. Y andábamos escasos de genialidades. Hoy se ha producido la primera y la ha firmado el alcalde de Vitoria, Javier Maroto. Tampoco crean que van a producirse muchas más.
Su frase alertando de la posibilidad de que Miren Larrion, de EH Bildu, sea la alcaldesa de la ciudad con los votos del PNV y del PSE, le ha puesto en el centro del debate.
Tiene una carga política interesantísima y de profesional. Pide el voto útil de los suyos para que no se queden en casa, de los nacionalistas y socialistas moderados que no quieren aventuras independentistas y de los que piensan apoyar a Ciudadanos.
De paso, ningunea a Urtaran, al que sigue sin considerarle alternativa, y promociona otra vez a Larrión para buscar juegos de extremos entre ambas formaciones. Todo en una frase.
Habíamos hablado en los últimos días de movimientos interesantes en el arranque del PNV, de la coherencia diaria de la izquierda abertzale o de la reacción de los de Cristina González. Pero no habíamos usado la palabra genialidad. No las había.
Estoy seguro que Maroto va a explotar esta idea durante muchos días. Va a ser repetitivo, quiere llegar con ese mensaje. Y luego ya veremos que ocurre. Si es verdad o no que se apoyan todos los demás partidos contra él.
Una cosa me sorprendería: que el PNV apoye a Bildu. Al revés lo pedirían. ¿Pero apoyar Urtaran a Larrion? ¿A los malos, malísimos, que les disputan en todo Euskadi el ADN de más vascos que nadie?