El nuevo plan de adicciones del Gobierno Vasco busca crear entornos saludables, con más zonas libres de tabaco y alcohol, para evitar y retrasar el inicio en los consumos de drogas.
La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ha explicado en una comisión del Parlamento el nuevo Plan Vasco de Adicciones 2023-2027, un documento que propone 58 acciones.
Alcohol y tabaco, lo más consumido, pero a la baja
La consejera ha explicado que actualmente las adicciones más habituales en Euskadi son de sustancias legales, ya que el alcohol y tabaco siguen siendo las más habituales, aunque a la baja.
No obstante, los indicadores de consumo de alcohol han descendido, sobre todo en su consumo diario. También en el tabaco la tendencia a fumar menos -ya desde el 2005 se venden menos cajetillas-, pero con el peligro del auge de los cigarrillos electrónicos.
El plan, en esta línea de crear contextos saludables, propone aumentar las zonas libres de humo y también los espacios sin alcohol.
Respecto al cannabis, su consumo ha descendido, pero preocupa que se ve como «inocuo», así como el nivel de consumo entre los más jóvenes.
En los tranquilizantes y antidepresivos se observa un aumento, sobre todo entre las mujeres.
También se ha advertido un incremento en el consumo de bebidas energéticas.
En las drogas ilegales, en general se está en los niveles de los años noventa, de manera que no ha aumentado la prevalencia, aunque se ha notado un repunte en la heroína.
Respecto al juego, la mitad de la población vasca juega a loterías y quinielas. También se aprecia un aumento del gasto y del tiempo destinado al juego por internet.
Por último, el uso abusivo de videojuegos, internet y redes sociales ha aumentado en Euskadi de manera preocupante, especialmente entre adolescentes y jóvenes, una tendencia incrementada durante la pandemia.
Activar entornos saludables
Los cinco grandes objetivos de este plan pasan por evitar o retrasar el inicio de consumos y conductas adictivas; por disminuir su prevalencia; por minimizar los daños que originan, por reducir las desigualdades en salud ligadas a las adicciones y disminuir el estigma asociado a las mismas.
Para lograrlos las prioridades se centran en activar entornos positivos, que promuevan comportamientos saludables y que contribuyan a desnormalizar el consumo de sustancias y las conductas adictivas.
En este punto se incluyen medidas para reducir su disponibilidad en el ámbito familiar, escolar, laboral y comunitario.
También se reforzarán los programas de promoción de la salud y prevención, con perspectiva del curso de la vida, es decir, con la adaptación de las intervenciones a las diferentes necesidades de cada etapa vital.
Las acciones previstas se encaminan también a fortalecer los servicios de asistencia y apoyo a la inclusión social de las personas con adicciones y disminuir el estigma asociado a ellas, con atención especial a las personas en situación de vulnerabilidad.
Desde la oposición, Rebeka Ubera (EH Bildu) ha criticado que el plan tiene los objetivos «muy difuminados», sin concretar, se sigue yendo a las consecuencias y no a las causas de las adicciones, y se continúa con la externalización de servicios. Además, ha pedido más recursos para llegar a todos los colectivos de la sociedad.
Jon Hernández (Elkarrekin Podemos-IU) ha pedido una atención específica a la infancia, adolescencia y juventud, así como que se incluya en el plan de adicciones el consumo de la pornografía, «que puede producir conductas adictivas».
Carmelo Barrio (PP) ha compartido las grandes líneas del plan, ha pedido que se refuerce la formación de profesionales, ha propuesto una ley dirigida específicamente a prevenir las adicciones en menores, y también ha pedido un grupo de trabajo para acabar con la permisividad con los botellones. EFE