Después de diez años del cese del terrorismo de ETA «sigue quedando como gran asignatura pendiente que aquellos que practicaron el terrorismo o que lo apoyaron hagan un reconocimiento explícito de su ilegitimidad».
Así lo entiende el director del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez, en una entrevista con EFE con motivo del décimo aniversario desde que el 20 de octubre de 2011 ETA anunciara el cese definitivo de su actividad armada.
Domínguez valora que el terrorismo «ha desaparecido pero no las consecuencias que ha provocado durante décadas y, por lo tanto, siguen muchas heridas abiertas que solo el tiempo podrá curar».
Insiste en que el mundo de la izquierda abertzale mantiene una «línea roja que, hoy por hoy, no quiere traspasar» de manifestar una «condena expresa» de la violencia que se ejerció y de los episodios que se dan ahora, porque ello supondría una «revisión crítica de su pasado».
«La principal dificultad para que reconozcan la ilegitimidad del terrorismo es que hacerlo cuestionaría décadas de la historia de ese mundo político y, actualmente, no están dispuestos», explica.
A Florencio Domínguez no le sorprendió que los presos de ETA de la prisión de Pamplona no acudieran a la proyección de «Maixabel», basada en la historia de la viuda del ex gobernador civil de Gipuzkoa, Juan María Jáuregui, porque es una película que refleja el proceso de «desvinculación del terrorismo y de autocrítica del pasado».
«El arrepentimiento es una palabra maldita para los presos que siguen dentro del colectivo» y es otra de las líneas rojas que se marcaron expresamente los miembros de ETA.
El director del Memorial considera que ETA y su mundo ideológico «renunciaron» al terrorismo porque «se lo impuso el Estado, pero no porque evolucionaran ideológicamente y comprendieran que no tenía sentido ni justificación alguna».
«Tenemos que conseguir que en la sociedad no quede ninguna justificación retrospectiva del terrorismo porque si no se hace nos arriesgamos a que alguien en el futuro eche mano de ella para volver a reactivar la violencia alguna vez», añade.
Domínguez recuerda que recientemente una joven agredió presuntamente a un militante del PP en Vitoria entre ‘goras’ a ETA, una mujer que cuando la banda terrorista cesó en su actividad solo tenía diez años.
«Esa es una de las secuelas que no ha desaparecido, un sustrato, más o menos extenso, mucho menos que en el pasado, de apoyo a la violencia», reflexiona Domínguez, quien recuerda que uno de los objetivos del Centro Memorial que dirige, ubicado en Vitoria, es que los jóvenes sean conscientes de adónde conducen los discursos de odio.
Es muy crítico con la celebración de los «ongi etorri», unos actos que a su juicio «no son iniciativas autónomas que nacen de los amigos de los presos, como a veces se pretende trasladar», sino actos «institucionales en los que se trata de homenajear a alguien cuyo único mérito es haber sido miembro de ETA y haber intervenido o apoyado actividades violentas».
El director del centro encargado de recordar la memoria de las víctimas del terrorismo considera que el mundo ideológico de EH Bildu «podría tener el detalle de suprimir los ‘ongi etorri» en respuesta al cambio en la política penitenciaria que está facilitando el acercamiento de presos a sus lugares de origen.
Se muestra convencido de que las víctimas del terrorismo van a mirar con lupa cómo afecta a los presos de ETA la reciente asunción de la competencia de prisiones por parte del Gobierno Vasco.
«Para la inmensa mayoría de las víctimas su única pretensión es que las condenas impuestas por los tribunales se cumplan dentro de la legalidad» y «se sentirían incómodas si se diesen atajos que desvirtuaran el contenido de la sentencia», algo que, reconoce Domínguez, «no tiene por qué pasar».
Sobre la experiencia de los casi cinco meses de vida del Memorial, Domínguez cita como «principal satisfacción» saber que la «inmensa mayoría de las víctimas que lo han visitado han salido satisfechas de lo que han visto, que se las reconocía y que se mantenía vivo su recuerdo».
De cara a los próximos diez años, el director del Centro Memorial cree que en lo que se debe avanzar es en conseguir que en la sociedad, y entre los jóvenes, en particular, debe imponerse la idea de que los derechos humanos «no pueden ser sacrificados por los intereses políticos de un grupo determinado». EFE
Director enchufado en el chiringuito museo de algunas víctimas. Pide que ciertos pidan perdón, correcto… Y que pasa con los otros? Con los del 3 de marzo? Con los asesinados y torturados por la policía, por la guerra sucia, secuestros ilegales, palizas, torturas… De los que ejercieron todo esto, este estómago agradecido no se acuerda. Si está en un chiringuito pagado por todos que se acuerde de todas las víctimas, no solo de algunas… Y sacar a la luz lo de la chica que supuestamente pegó a al tipo de legutio, cuando ni hay sentencia ni hechos confirmados y rondan ciertas dudas, me parece la guinda bochornosa a todo este vergonzoso pastel.
Chiringuito de epocas de Patxi…
Tendríamos q cerrarlo ya! Digo los ciudadanos…
Una p…t.. vergüenza lo q han montado robando un edificio histórico. A ver si se cae…