economia vasca

El BBVA Research ha elevado al 0,8 % la previsión de crecimiento para Euskadi en 2023, cinco décimas más que lo que calculó a mediados de octubre, cuando cifró el incremento del PIB vasco en el 0,3 %.

La estimación de crecimiento de la economía vasca en 2023 de BBVA Research dista mucho sin embargo de la del Gobierno Vasco, que prevé que el año que viene el PIB crezca un 2,1 %.

Una de las explicaciones que da este estudio sobre esa limitación en el crecimiento al 0,8 % es que Euskadi ha ralentizado la mejora en sus exportaciones por los «cuellos de botella» que limitan este año la actividad en el sector industrial.

El Observatorio Regional del BBVA destaca que las mayores revisiones al alza en 2023 respecto a sus previsiones de octubre serán en el País Vasco, Navarra y Galicia, mientras que el resto de comunidades del norte se acercarán al crecimiento medio de España el próximo año, para superarlo o igualarlo en 2024.

Baleares y Canarias liderarán el crecimiento en 2023 y se prevén aceleraciones a partir del segundo semestre del próximo año en las comunidades autónomas productoras de bienes de inversión y de automóviles, y con exportaciones a Europa y capaces de aprovechar más el impulso de los fondos europeos.

Según este análisis del BBVA Research, en 2022, Baleares y Canarias también mejoran su previsión gracias al avance del turismo, en particular en el primer semestre, que ya se sitúa por encima de los niveles de 2019.

Las exportaciones muestran mejores datos en el cuarto trimestre, al igual que el empleo, que, además, ayuda a la resistencia del gasto de los hogares, por lo que también se revisa al alza el crecimiento de Murcia y Castilla-La Mancha, Madrid, Castilla y León, Cataluña, Galicia y Navarra.

Andalucía, la Comunidad Valenciana y Extremadura no muestran sorpresas en su evolución, en parte por que los fondos Next Generation todavía no se aceleran suficientemente.
Según este estudio, «los riesgos siguen siendo numerosos», entre los que destaca «las posibles tensiones salariales y las limitaciones de disponibilidad de capital humano», especialmente en el norte de España, así como la competitividad del turismo en la zona del litoral Mediterráneo y las comunidades insulares, y los riesgos asociados a la carga financiera en las autonomías del sur.

 



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