El País Vasco está en los mapas desde, al menos, el año 150, como muestra la exposición que se puede contemplar en la Subdelegación del Gobierno en Álava y que permanecerá abierta al público hasta finales de año.

Los primeros mapas tal y como los entendemos hoy en día son los incluidos en la Geografía de Claudio Ptolomeo (año 150).

Dentro de este mapa ptolemaico de Hispania se encuentra la primera aparición cartográfica del País Vasco, con diversos topónimos representados por coordenadas.

En este mapa también figuran los pueblos prerromanos de los autrigones, caristos, várdulos y vascones, habitantes del actual País Vasco según los geógrafos grecorromanos antiguos.

En los sencillos mapamundis medievales apenas aparecen referencias vagas a Vasconia y (erróneamente) Gasconia, con el río Ebro como único accidente geográfico significativo.

Durante el siglo XIII surgen en Europa las cartas náuticas, que representan de manera sorprendentemente precisa la costa mediterránea y también la cantábrica, con todos los puertos notables del litoral vasco.

La exposición llega hasta finales del siglo XVIII con los mapas provinciales de Tomás López (1769-1770) y las cartas náuticas de Vicente Tofiño (1789).

La delegada del Gobierno en Euskadi, Marisol Garmendia, ha inaugurado la exposición, organizada por el Instituto Geográfico Nacional.

Garmendia ha asegurado que gracias a esta exposición, «el público vasco podrá ubicar su tierra donde estuvo y donde está. Intentar modificar los confines de Euskadi se asemeja más a ensoñaciones identitarias que a la realidad».

Ha alabado la calidad de la exposición porque «es importante reconocer la realidad en la que vivimos. Vivimos en un mundo lleno de mapas reales, mapas construidos a partir de datos concretos, de hechos objetivos y de verdades irrefutables», ha dicho.

Según la delegada del Gobierno, «muchas veces se tiende a crear mapas imaginarios, a construir ensoñaciones que no se corresponden con la realidad. Es peligroso dejarse llevar por deseos, por fantasías, sin detenerse a pensar en las consecuencias que esto puede tener».

«La realidad es algo tangible, algo que no podemos ignorar o subestimar. Los mapas reales nos guían por el camino correcto, nos muestran la verdad sin filtros ni adornos. Si nos aferramos a mapas imaginarios, estaremos condenados a perdernos en un laberinto de ilusiones y mentiras», ha concluido. EFE



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