Cruce de cartas entre una amatxu y el Ayuntamiento de Vitoria a cuenta de la expulsión a un niño de 11 años de una piscina. Versión materna, mi hijo nunca hace nada mal, versión municipal, eran unos gamberros.
Una madre protagonizó una encendida defensa de su hijo en Vitoria que haría temblar a cualquier superhéroe de Marvel.
El escenario: La aparentemente tranquila piscina del Centro Cívico de Ibaiondo. La causa: la «injusta» expulsión de su angelical hijo de 11 años, quien —según la versión oficial— fue sorprendido junto a su pandilla en plena guerra de gorros, juegos de lucha libre acuática y acrobacias sobre hombros humanos.
LA TESIS DE LA MADRE
La madre denunció que el socorrista se comportó con una severidad propia de un sargento de película, todo porque a su retoño se le cayó el gorro de baño, decía, en varias ocasiones. Frases textuales:
- Deseo expresar mi profunda preocupación y presentar una queja formal
- Mi hijo, de 11 años de edad, se encontraba en la piscina acompañado de su hermano cuando se le cayó el gorro de baño.
- El socorrista presente lo reprendió de forma desproporcionada y con malas formas.
- Lamentablemente, el gorro volvió a caerse por segunda vez
- Y, en lugar de manejar la situación con comprensión, el socorrista expulsó a mi hijo del centro de manera abrupta y sin el tacto que requiere tratar con un menor.
- Representa un abuso de autoridad y un comportamiento absolutamente inadecuado hacia un niño.
- Mi hijo se sintió avergonzado, confundido y asustado por el trato recibido, lo cual me parece inadmisible en un espacio público que debe ser inclusivo, educativo y seguro para la infancia. Solicito, por tanto, que se investigue lo ocurrido y se tomen las medidas pertinentes.
Y se ha investigado…
LA RESPUESTA DEL AYUNTAMIENTO
Según el Ayuntamiento, tras revisar la escena se constató que el menor formaba parte de un grupo de aspirantes a gladiadores acuáticos, enfrascados en actividades como quitarse los gorros unos a otros, subirse unos encima de otros y armar la de San Quintín en plena piscina.
Pese a una advertencia, el pequeño reincidió, lo que culminó en su fulminante desalojo del agua, según datos del Buzón Municipal. Frases textuales:
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Una vez contrastada la información, se constata que el el socorrista expulsó a un menor de edad que acudió en compañía de un grupo de unos 6 ó 7 chavales más.
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Este grupo fue amonestado en un primer momento por el socorrista por incumplir la normativa, ya que estaban jugando a pelearse, a quitarse el gorro unos a otros y a subirse sobre los hombros.
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Uno de los menores fue expulsado porque pese a la advertencia del socorrista, continuó incumpliendo la normativa, tal y como consta en la incidencia registrada con motivo de la expulsión.









A un buen amigo le ha pasado algo subrealista y digno de que el concejal de seguridad se lo haga ver!!! Unos niñatos (como no menores de edad), no sé conforman con tocar los timbres para molestar a una vecindad. Se cuelan por el portal y suben a los pisos a dar patadones a las puertas de entrada. Interpuso denuncia en la policía de ese concejal de seguridad. Como las acciones de esos niñatos continuaban decidió perder de su tiempo y un buen día logro atrapar a uno de esos mocosos. Procede a actuar a llamar a la policía de ese concejal y le dicen que no pueden atenderle porque no tienen patrullas un viernes a las 5 de la tarde. El agente que le atiende el teléfono le pasa con atestados y desde allí le dicen que tenga mucho cuidado si es menor. Así que tras la advertencia le deja marchar. Por qué mi amigo es trankilo y razonable, si llega ser otro contribuyente de Gasteiz no sé que hubiese ocurrido.
Me resulta muy difícil creer que una madre pueda creerse esas excusas que le ha dado «el angelito»
Como hoy en día no se les puede educar para que no se traumaticen…. pasa lo que pasa.
El otro día la profesora de mi hijo le dijo a un compañerito que estaba siendo muy pesado (por lo que me contó mi hijo estuvo insoportable) y los padres del susodicho dijeron que era maltrato infantil, que le tenía que haber dicho «eres intenso» Pues si le llaman la atención y le echan de la piscina, nos podemos imaginar cómo se ponen.
A veces los padres hacemos el ridículo.
Más de un padre o madre deberian de ejercer de eso, de padre o madre y no de mejor amigo de su hijo…..
Según se entiende la madre no se queja de la expulsión en si,si no en las maneras que tuvo el socorrista a la hora de expulsarlo.
Que son cosas diferentes.
Les tendría a todos hasta el gorro (nunca mejor dicho)