Cocinar a ciegas en Vitoria

Por Jordi Llorens EFE.- La gastronomía se valora por su sabor, por su gusto, pero para los componentes de la asociación «Cocinar a ciegas», que ofrece formación culinaria a invidentes, este sentido se potencia junto al olfato y sobre todo al tacto para poder elaborar creaciones culinarias e incluso lograr a futuro un empleo.

«Cocinar a ciegas» es un proyecto puesto en marcha hace 11 años en Logroño de mano de la ONCE y que este viernes participaba en la octava edición de las jornadas gastronómicas de alta cocina en miniatura, Miniature 2021, que se celebran en Vitoria.

Su impulsor es Ángel Palacios, que se quedó prácticamente ciego como consecuencia de una afección que le cambió completamente la vida y aporta ahora su experiencia profesional como jefe de sala del restaurante «La Vieja Bodega» de Casalarreina y como profesor de cocina en la Escuela de Hostelería de Santo Domingo de la Calzada para formar a personas invidentes en la cocina.

La iniciativa nace por la inquietud de un grupo de invidentes por «los valores positivos que la gastronomía les aporta» como «la autoestima, la inclusión social o el empoderamiento» que les brinda.

Su ceguera o falta de visión no les limita a la hora de confeccionar elaboradas recetas culinarias como las que van a poder disfrutar los asistentes a Miniature.

«Nuestros ojos básicamente son las manos, el tacto», nos explica Palacios. «Utilizamos el tacto para saber el calor de lo que se está cocinando, así como para precisar el corte de los productos y cocinamos con vitrocerámica para percibir la vibración cuando empieza el hervor».

«El olor te indica también si algo está cocinado o no», argumenta Palacios, quien destaca la importancia que tiene el orden para ellos, ya que la ubicación de los productos a cocinar la controlan como las manecillas de un reloj.

Con estas pautas elaboran todo tipo de recetas y han dejado atrás sus inicios con sencillos platos de «macarrones y tortillas de patata» para elaborar hoy en día «increíbles experiencias culinarias» con trabajadas elaboraciones.

Empezaron cuatro personas cocinando un día a la semana y actualmente son ya 40 los invidentes que cocinan todos los días y «cumplen su sueño y pasión» de participar hasta en jornadas estatales de gastronomía que «de otra manera no hubiera sido posible». «Hemos conseguido cosas que dábamos por perdidas», asiente orgulloso.

Y es que Palacios reprocha que «la gastronomía no cuenta con los ciegos» y reivindica que la asociación trabaja por «la integración real, no la del gueto» que les cerca en grupos minoritarios.

SUEÑO: TRABAJAR

Por ello, el sueño de «Cocinar a ciegas» es dar un paso más ambicioso y «formar a chavales jóvenes para que se ganen la vida como ayudantes de cocina». «Sería un éxito si logramos que uno o dos chavales invidentes se integren en el mercado laboral», anhela Palacios.

En su cocina adaptada se aceptan perros. Es más, su presencia se hace imprescindible para ayudar a las personas con ceguera total. Carlos Martínez, miembro del equipo, sujeta a Elron mientras cuenta lo que la gastronomía le aporta en su día a día.

«En mi casa el que cocina soy yo», alega satisfecho para explicar el orgullo y la autoestima que le produce «saber que tienes capacidad de ser autónomo en la cocina».

Esta iniciativa les ofrece la posibilidad de «salir de una vida anodina, volver a hacer cosas y ser aceptados socialmente», además de «darse a conocer» ante la sociedad.

«No somos pobrecitos ciegos a quienes hay que ayudar en todo», reclama Martínez, que quiere que se les valore por la calidad de sus platos como a cualquier cocinero.

«Cocinar a ciegas» es una de las cinco iniciativas de integración para colectivos desfavorecidos a nivel estatal que participaban este viernes de la primera sesión del Miniature que se celebra en el Palacio de Congresos Europa de Vitoria.

El objetivo de esta jornada es poner en valor y dar visibilidad a las personas y asociaciones que, a través de la cocina, la gastronomía y la hostelería, se esfuerzan en la integración y bienestar personal de colectivos desfavorecidos, en exclusión o en riesgo de estarlo por cualquier motivo.

El congreso de la cocina en miniatura se extenderá hasta el próximo 21 de octubre con campeonatos de pintxos, jornadas gastronómicas, degustaciones, talleres de cocina infantiles, ponencias y actividades sociales. EFE



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