(EFE).- Los partidos vascos afrontan mañana una segunda oportunidad en las elecciones generales, que a su vez se presentan como un preludio de unos comicios autonómicos para los que ya sólo faltan cuatro meses.

La repetición de las generales ante la falta de acuerdo para investir presidente ha estrechado el calendario hasta el punto de situar la convocatoria en los prolegómenos de la cita autonómica de octubre, lo que otorga una especial relevancia a las tendencias electorales que los resultados dejen ver en la noche de mañana.

El 20 de diciembre, con una participación del 69 %, la fuerza más votada fue Podemos con 317.674 sufragios (26,17 %) y 5 diputados, seguido del PNV, con 302.316 votos (24,9 %) que, sin embargo, se tradujeron en 6 representantes.

Les siguió EH Bildu con 184.186 votos (15,17 %) y dos congresistas, el PSE -161.988 votos (13,34 %) y 3 asientos-, y el PP, que obtuvo 142.127 apoyos (11,71 %) y 2 diputados.

Los vascos vuelven a estar llamados a las urnas tras una campaña que ha presentado fundamentalmente dos novedades: la alianza entre IU y Podemos, que puede tener influencia en el reparto de escaños, y el «lavado de cara» de las candidaturas de EH Bildu, que además ha añadido ahora el supuesto efecto de la participación activa de su líder carismático, Arnaldo Otegi.

La candidatura de Unidos Podemos parte como favorita para ganar en Euskadi, no sólo en votos como lo hizo en diciembre, sino que ahora también en escaños, tal y como apuntan todas las encuestas, que desmienten la posibilidad de un desgaste que sus adversarios políticos tal vez esperaban.

Una demostración de fuerza mañana podría relanzar la candidatura de cara a las autonómicas de otoño, para la que, sin embargo, Unidos Podemos aún carece de un candidato que le sirva de referente, a diferencia de todos sus competidores.

El PNV aspira a aguantar el tipo tras una campaña muy polarizada y mantener un grupo propio en el Congreso que puede ser muy influyente en función de los resultados. Si lo logra, cogerá aire para la convocatoria en la que más se juega, las autonómicas de otoño, para la que las encuestas le siguen situando como favorito, esta vez sí por delante de Podemos.

EH Bildu, asumido el «shock» del «sorpasso» vasco de Podemos, ha sido la única fuerza que ha modificado realmente su cara para hacer frente a su nuevo adversario. Así, aunque ha mantenido como «mujer fuerte» a Marian Beitialarrangoita en Gipuzkoa, una persona con claro perfil de la izquierda abertzale más tradicional, ha cambiado a los cabezas de lista de Bizkaia y Álava para incidir más en los mensajes sociales por encima de los identitarios.

Oskar Matute por Bizkaia y Mikel Otero por Álava han tratado de jugar en el mismo terreno que Podemos para intentar recuperar el voto que en diciembre abandonó a la coalición para apostar por el partido de Pablo Iglesias.

A ello se ha unido la presencia de Arnaldo Otegi en la campaña electoral, en la que incluso él ha puesto más el acento en los problemas sociales y económicos de los ciudadanos frente a los históricos referentes reivindicativos de la izquierda abertzale (soberanía o presos), también presentes en sus discursos, pero en menor medida.

Los resultados de mañana serán un buen test para comprobar si el llamado «efecto Otegi» es tal o, por el contrario, el candidato a lehendakari ha llegado demasiado tarde para encandilar a los votantes más jóvenes. Aunque se trata de elecciones muy diferentes, están demasiado cerca en el tiempo para no tenerlos en cuenta bajo ese prisma.

Los socialistas tienen el reto de frenar su declive en el País Vasco y, sobre todo, de desmentir las encuestas que no les han sido nada favorables. Alguna de ellas incluso vaticinaba que el candidato vizcaíno Patxi López podría quedarse sin representación.

En una lectura inmediata, sería un fracaso que el último presidente del Congreso no renovase su escaño, pero desde una perspectiva histórica y simbólica, para el PSOE constituiría una gran descalabro no obtener representación en el territorio que vio nacer al partido. Esta es otra de las incógnitas que se desvelarán mañana.

El PP, por su parte, fija su esperanza en una recuperación del voto a nivel general para, al menos, mantener los dos diputados logrados el 20 de diciembre.



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