Opinión Álvaro Martínez

Una de las claves del éxito de la gestión política de la Diputación Foral de Álava es Cristina González, la jefa de los socialistas en la institución.

Sin ella, el diputado general no podría apuntarse algunos tantos de triunfo. Es cierto que lo está bordando el dirigente nacionalista. Pero una gran parte de la culpa la tiene su diputada.

González, Cristina, le aporta dos cosas: estabilidad e ímpetu.

Estabilidad porque aporta contenido a la dirección foral y responsabilidad por su entrada en el equipo de Gobierno. Es más fácil con dos que uno solo. Y sino que se lo pregunten al descafeinado Urtaran.

E ímpetu porque está en todo. Trabajadora sin discusión, está en todos los frentes de su departamento. De momento la sorpresa foral es ella.



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