(EFE).- Las excavaciones llevadas a cabo este verano por investigadores de la Universidad del País Vasco (UPV) han permitido descubrir cerámicas de hace 4.000 años en el yacimiento de Torrentejo, en Labastida (Álava), así como una necrópolis excavada en la roca y restos de una construcción doméstica del siglo XI.

El grupo de investigación en Patrimonio y Paisajes Culturales de la UPV, dirigida por el profesor Juan Antonio Quirós, ha informado hoy de los hallazgos logrados en la segunda campaña de excavaciones llevada a cabo este verano en Torrentejo, donde solo se conserva actualmente una iglesia románica situada entre viñedos.

Entre ellos destaca «una importante e inesperada ocupación Calcolítica y del Bronce antiguo», que se calcula data del año 2000 antes de Cristo, es decir hace unos 4.000 años, donde ha aparecido una colección de cerámicas decoradas, estilo Ciempozuelos.

Según los investigadores, este tipo de poblados al aire libre son muy poco frecuentes y permitirán arrojar luz sobre las fases más antiguas de ocupación campesina del valle del Ebro.

También han encontrado una importante necrópolis antropomorfa excavada en la roca, al norte de la iglesia, que al parecer era el lugar de enterramiento de los habitantes de la aldea.

Además, han descubierto restos de una construcción doméstica del siglo XI situada al sur de la iglesia, que estuvo en uso durante la Edad Media y que podrían corresponder, según Quirós, a palacios aristocráticos.

A través de estos trabajos arqueológicos se ha podido constatar que en el siglo XVII hubo una masiva reconstrucción de la iglesia de Santa María y de todo el conjunto.

Gracias a los nuevos hallazgos Torrentejo se consolida como un lugar muy relevante para el estudio de los procesos de formación de las aldeas en la Alta Edad Media, la consolidación de la monarquía navarra en el espacio riojano y los procesos de abandono de las aldeas a favor de los núcleos principales, como es en este caso Labastida.

Y es que Torrentejo, uno de los poblados medievales mejor documentados de Álava, es citado por primera vez en el año 1075 en un acto en el que el rey navarro Sancho IV dona la mitad de la aldea y la iglesia de Santa María al monasterio riojano de San Millán de la Cogolla, lo que confirma que esta zona del valle del Ebro estuvo dominada por fuertes poderes señoriales en torno al año 1000.

Las excavaciones del pasado verano permitieron establecer que la aldea medieval se fundó hacia el siglo VII, cuando se construyeron una serie de terrazas agrarias situadas cerca de la iglesia, donde se encontraron restos de una vivienda del siglo X, que fue desmantelada para construir una primera iglesia prerrománica que fue, a su vez, sustituida por la iglesia románica actual. El poblado debió de abandonarse en la Baja Edad Media, probablemente hacia el 1400, concluye la UPV.



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